sábado, 30 de mayo de 2015

PORQUE TE FUISTE...PORQUE NO HAY NADA Desde arriba...como del mismo cielo te observaba. Una figura que se va, lentamente hacia el vehículo estacionado allí en la acera gris y despiadada, anunciando inciertos caminos y despedidas varias. De espaldas, alejándote...tu fino pantalón color plomo, tu camisa celeste de impecable seda y ese inolvidable y suave chaleco azul de lana que guarda aquel aroma de mi abrazo último. Encanecidos y suaves rizos casi dorados que enmarcan un rostro que ya no veo...solo recuerdo. Las palmas sobre el vidrio empañado por mi aliento sollozante en la ventana., desde arriba. Desde donde te vi la última vez. Sin despedidas...con la mirada humedecida de palabras no expresadas...el grito contenido, el nudo en la garganta; y aquella repentina ronquera que silenció tu suave y acariciante murmullo de un adiós no comprendido y jamás nunca bien explicado. Suaves tus grandes manos recibiendo de las mias tu regalo. para aquel día que llegaría en la mañana. En la planta baja alguien lloraba. En el segundo piso, frente a la ventana yo te observaba. Y así casi sin saber porque , el plomo de las nubes en el cielo de la tarde se adentraron en mi cuarto y llovieron en mi alma Gris...solo gris en las paredes...los silencios y aquella insomne madrugada. Aún al alba. En aquel día preciso y esperado en añoranza, subí las breves escaleras hacia las tablas Se encienden las luces,prestas a la danza. Ejecuto mis pasos envuelta en llamas y entre cada pausa la mirada se me pierde mas allá , entre las caras, los rostros, las risas y sonrisas...el final de las palabras. Cae la música, cesa la danza, de mi prístina y pequeña cintura disfrazada, extraigo la otra mitad de aquella poesía recortada. Junto a mis compañeros en ágil y coreográfica bandada descendimos como un manto de amor que llega al alma...y mezclados en hileras recorremos la platea entre las palmas, buscando a aquel que un día antes invitamos a la velada. Abrazos , lágrimas emocionadas, mil palabras... Yo?, un solitario caminar hacia la nada. Con mi humilde mitad de poesía dibujada. No hubo abrazos, no hubo encuentros...no hubo nada. Hoy sentada buscando mi musa alada, aquel viejo recuerdo me encuentra desolada. Aún surge intensa la mirada, llega rápido y se hace lágrima. Busco en el arcón de los recuerdos aquella amarillenta hoja de papel muy arrugada; casi como mi alma desgastada. Apenas puedo leer allí plasmadas, las aún dolorosas palabras:
" Feliz día del Padre "
Firma: " Tu hija amada"

MARCELA ISABEL CAYUELA (Autobiográfico)
Junio 2015 - San Miguel de Tucumán - Argentina.
(Todos los Derechos Reservados)

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