jueves, 19 de noviembre de 2015

Marcela Isabel Cayuela Antologías: Y YA NO LLUEVE...

Marcela Isabel Cayuela Antologías: Y YA NO LLUEVE...:   Y la siento allí…como un recuerdo fugaz de tu mentir perenne. Siento que crece, nace y no subyace desde lo más profundo Mis man...

Y YA NO LLUEVE...

 
Y la siento allí…como un recuerdo fugaz de tu mentir perenne.

Siento que crece, nace y no subyace desde lo más profundo

Mis manos tiemblan, se estremece la piel sobre mi pecho y presiona duro contra un corazón que por vivir late insistente

Anegado el cielo, ya no llueve…pero el estruendo de la tormenta repercute incontenible en mi mente que casi no llega a contenerse.

Solo unos pocos pasos te separan de mi paz inerte.

Y ya no llueve…

El eco de palabras que pronuncias repercute en mis oídos como si quisieran detenerme

Ni siquiera sabes, mi amor mentido, cuan cerca te encuentras de las más dolorosa y desolada de todas las posibles muertes.

Crudo el puñal de mis sentidos amenaza cruzar hacia tu suerte.

En la oscura noche nace la aurora enfurecida…te aseguro, debes de temerle…

Y ya no llueve…

No barrerán las aguas, amargas señales de aquello que se viene.

Repito: La ira nace….cuando yace la paz inerte…

¡Cuídate!…Mi ser ya clama por acabar contigo y todo lo que de ti proviene…

¡Prepárate!…No existe negación que pueda contenerme

¡Ponte de pie!...Viste tu valor, aparenta ser un hombre.

¡Corre!...Se han roto las cadenas donde mi furia crece.

A por ti voy, enarbolando el odio que alimentó tu falsedad, tu hipocresía y ese mentir por siempre.

Mis ojos enfrentan los tuyos… esos enormes ojos verdes

Entonces lo sabes, descubres que te alcanza la siega de la muerte.

Asesina daga que mi puño contra ti, muy dentro sostiene.

Empuja y gira bañando cada centímetro del tiempo, con tu sangre que ya no se detiene.

Sorpresa y dolor en la mirada que se apaga lentamente

Mientras mis brazos fuerte, el eterno adiós sostienen

Nada que hablar…ni siquiera recordar.

Momentos que se hunden en el océano que cobijó el amor, un pasado que hoy perece inerme.

Y se ahoga en el tiempo, cubierto el firmamento donde los sueños mueren.

Te amé un día, me amaste ayer, tal vez fue nunca.

Y nunca digas siempre…el espacio arrebata las palabras que nos comprometen.

Y es hoy por siempre, el adiós perenne en tu presente muerte.

Se cierran tus ojos, la oscuridad te envuelve.

Retiro de tu pecho el puñal, bajo la vista, no hay culpas… quizá de pronto, una lágrima invisible.

Cierro la puerta frente a ti… más palabras hieren

Mi espalda contra la misma, inspiro fuerte.

Asesiné el amor y con él todas las traiciones

Todas las mentiras, todo anhelo inconsistente.

Del otro lado de la entrada un camino deparará tu suerte

De este lado quedo mi vida, herida por la condena de matarte sin nunca lograr tenerte.

Quien fuera mi gran amor…feneció bajo mi mano siendo ese el fatal destino de nuestro "Por siempre…y para siempre"

Y ya no llueve….

MARCELA ISABEL CAYUELA

Noviembre 2015 - Argentina

miércoles, 18 de noviembre de 2015

LA ENTREVISTA



 

Esa noche solitaria y muda, mientras miraba las últimas noticias en mi ordenador sobre el escritorio revuelto, la idea comenzó a gestarse en el subconsciente. Creciendo lenta, incontenible al compás de las crudas imágenes que llegaban a mi desde la pantalla.

El líquido ambarino que danzaba entre dados de hielo en el interior del vaso, se precipitó de un sorbo entre las fauces sedientas de la noche insomne, quemándome por dentro saciando parte de mis ansias.

En coordinación perfecta, el calor que subía por mi cuerpo dando brillo a la mirada, la idea se libraba de sus rejas, tomando el control de mi pensamiento.

Me mordí los labios resecos de sonrisas desde tiempos que apenas si recuerdo. Me serví otro trago, diluido el hielo, lo bebí tan crudo y opaco como el sentimiento yerto que me provocó beberlo.

Un delgado velo ensombreció cual lágrima la difusa claridad de mis ojos muertos; los que sin embargo insisten en observar latente el horror causado, el dolor perenne. Sin apartar la vista de aquel rectángulo azulino a veces de sangre teñido en rojo. La determinación fue la simple resolución manifestada de aquella idea, nacida apenas desde el despojo de mi autocontrol hoy vencido por los hechos.

Mis dedos manchados de tinta (bolígrafos de porquería) eran el único rastro del periodista aquel que movilizara mi reciente ayer en los encabezados propios de mis días más intensos. Evidentemente el éxito no es eterno.

Con el transcurrir del tiempo, la inmunidad sensible cegada por los premios, se fue desvaneciendo etérea ante la evidencia tangible de horrores ciertos.

Y llegó el fracaso, junto a la toma de postura, partido y opinión…para mí ya no se trataba de un simple relatar los hechos.

El hombre está compuesto de dos lobos, uno malvado, indiferente, ciego; primado por la ambición totalmente inmune al fuego eterno. Y está el otro, el que acallamos en pos de nuevos e infalibles derroteros. Conviven ambos dentro de nuestro ser más interno y a veces luchan por ganar espacio, beber la brisa, correr en pos de un mundo apacible y simple, con menos contratiempos.

Ambicioso de fama, glamour y todo reconocimiento. Luchó mi lobo negro por dominar cada uno de mis momentos. Y así fue por años, mientras escalaba la cumbre de cada logro, de cada intento.

Pero nada, como bien se dice, es sencillamente eterno. Nada es siempre y hoy mi lobo blanco es la absoluta nada de lo que un día fue siempre y espontáneamente, un claro sentimiento.

Asumí apenas el oscuro declive de mis efímeros nexos, con la indiferencia necia de mi relatar historias como si hubiesen salido de un mundo ajeno, un mundo paralelo.

Y llegó el fracaso, el declinar de mis rutinas y el incremento de mis espacios grises colmados de ausencias y amenazados por diversos pensamientos. Monólogo interior que desgarro mi esencia derribando las murallas construidas alrededor de esa mirada oculta, que se lanza desde la libertad negada por mí, al lobo blanco, émulo de mi real conciencia.

Mis escritos perdieron la fuerza indiferente y se quedaba en blanco el recuadro amarillo donde el titular lucía cual un triunfo deportivo, la crueldad humana, la muerte, el hambre la guerra y el devenir irracional e ilógico de éstos nuestros tiempos.

Hoy, sumido en mí fracaso, asumida mi conciencia, intento retornar a la cima de aquellos éxitos. ¿Pero cómo será siquiera posible, cuando mis ojos ven la realidad de los sucesos? Es mi pregunta, es angustia, es desconsuelo. ¿Cómo negarle al mundo la verdadera historia, la que nace perceptiva en los sentidos y se procesa dolorosa y lenta en lo más profundo de nuestro pensamiento?

Y así pasan los días, los meses, las rentas que se adeudan y el licor que obnubila mi cerebro. Una rata corre presurosa por sobre mi escritorio derramando a su paso el último trago sobre mil papeles repletos de espacios blancos e intentos secos. Ante mis ojos, aun las noticias en la estúpida pantalla del ordenador emitiendo imágenes del más oscuro y ambicioso intento de acabar con todo lo que se interponga entre el poder innato y el objetivo cierto.

Entonces la idea toma forma, casi tangible ante mi decisión precisa. Un estilete a mi costado y los vidrios rotos de aquel vaso destrozado sobre el suelo. El lobo blanco y el lobo negro, se deleitan en la dicha de un aliar sus fuerzas con un fin concreto. Mi cabeza estalla ante la conclusión incierta de un final certero.

--Volveré a la cima- Murmuro enardecido.-- Buscaré respuestas, donde las niega el cielo—

Desde la pantalla sobre mi escritorio, la sangre derramada se confunde con la tibia y tangible que mana de mi cuerpo, el estilete y los vidrios fue el arma que me conducirá al infierno. Mi maltrecho cuerpo se estremece entre la dicha del pensamiento y el estertor final, al escaparse último, el hálito desde mi pecho.

Siento mi cuerpo hundirse entre el oscuro frío y el más insondable de los silencios. Cae…cae…mecido por auras de bruma y misterio. Por un momento se me ocurre pensar si estoy en lo correcto. Muchos clamaron a sus dioses, a sus ángeles, guías y maestros. Más la infamia continúa y la muerte ha tomado el cetro. ¿Entonces donde más buscar respuestas que ante el mismísimo señor de los infiernos?

Pues he sido yo (Más allá del Dante) quien asumió con sus riesgos este reto. Confrontaré al Caído, cara a cara y sus mil nombres buscando sus verdades desde la campana que tañe desde sus Faustas cuerdas vocales. Sin intermediarios ni cruces invertidas, sin vanos rituales, velas negras, médiums o falsas profecías. Al fin y al cabo todo eso me parece una clara manifestación de la más pura y elaborada (cobardía) Llegaré hasta su reino, como dicen, hacen los suicidas. Exploraré cada una de las 9 puertas que mencionan, consta en el Hades la travesía. Atravesaré las llamas (Si estoy muerto ¿En qué me dañarían?) Y si no es así pues arderé con gusto si la recompensa es de tal valía. – ¡Será éste, el reportaje de mi vida!- Y aun muerto seré la cúspide del valor y la osadía. Tal vez encuentre, cual el Dante a Virgilio, un eximio guía. No más pantallas en blanco, ni impotencia ante nadie atribuida. La información es el Primer poder del Mundo y yo seré el pionero en ir por ella hasta el averno descartando el valor del propio latido que fue por aquel entonces mi propia vida. Mejor perecer en el infierno que vivir en ese mundo, quizá en el cielo, impotente, fatuo y conformista. Ante cuestiones aberrantes consumiendo a los humanos (Violencia y sangre) sin razones coherentemente esgrimidas.

Dicen que llegando a lo profundo, un coro de lamentos, gritos, desgarros, océano de profanos, inmundicias de la vida ensordecen tu conciencia amenazando tanto cordura como valía. Ahogándome entre almas perdidas, me sumerjo en desespero, siento la asfixia en la cuantía. Concentrado en el propósito continúo mi sostenida travesía.

Trato de concentrarme, también dicen que al entrar la cordura se extravía. Debió de ser así, no hubo Virgilio ni otro guía. Recuerdos fugaces, cual centellas, flashes y cometas, golpean dolorosos mi mente bastante más que aturdida.

Recuerdo tenuemente haber cruzado presencia y vista con señores de la guerra, presidentes, estadistas y famosos genocidas. Por momentos pensé detenerme, hablar con ellos, obtener historias…bueno, lo que hace un

periodista. Sin embargo se escurrían entre vahos de malicia y las negras sombras que los cubrían.

Fue delirante el viaje, detallarlo aburriría, solo diré que en su momento, traspasé el calor de la lava ardiendo, No supe si quedo algo de mi antiguo cuerpo, tal vez ahora solo era un despellejado esqueleto quizá también puede que en este plano carezcamos en absoluto de nuestro terreno cuerpo.

Sentí pasar la eternidad, tirado allí sobre las rocas del suelo. Una voz desde lo más profundo y cavernoso resonó en mi mente sin presencia, ¿Cuál podría ser el que me hablara de entre las mil sombras de candentes ojos que sobrevolaban mi alrededor, inquisidoras?

Me incorporé ante el desgarro de un dolor supremo y cuando elevé mi vista…allí estaba, lo supe. Aquel que era, de aquel sitio, el ser supremo. Solo una densa sombra entre las muchas, difería en todo a lo esperado. No hubo cuernos ni cola, tampoco llamas desde su boca. Ni siquiera podía verle, distinguir su gran contorno (el que no parecía ser tan grande)

--¿A qué has venido? Recorrió su voz la estancia –Tu suicidio ha sido vano, no acreditas las razones…fútil y vano intento. No hay dolor ni sacrificio. Ni siquiera porta tu alma, la oscuridad de lo inefable. Quiero escucharlo de tus labios, insignificante y fracasado humano pretencioso. Aunque todo lo sepa, no me parezco a Dios, más de los que se parecen todos.-- ¡Habla!-- Me ordenó

Cerré mis ojos confuso, e intenté darle razones….fue entonces que me percaté de la gran y humana mezquindad de mis acciones.

Tartamudeaba…no lograba pronunciar palabra.

--Lo haré más fácil para ti. Piensa en ello—Insistió el Oscuro

Por mi mente pasaron raudas todas las imágenes de mi vida (Vida, palabra que me parecía tan significativa en éste momento)

Desde mis éxitos como periodista hasta mi caída en la conciencia de la futilidad de mis ambiciosas acciones. Todo, absolutamente todo transcurrió por mi cabeza. Recordé el escritorio la rata el vaso volcado, la embriaguez de ese momento…y de pronto rememoré un detalle de interés, quizá la clave de la decisión que había tomado aquella noche que hoy parecía tan lejana. Volví a ver ante mis ojos las noticias que me llevaron a sentirme asqueado de la vida, tuve esa misma sensación de impotencia ante la barbarie incontenible de la humanidad. (Ese fue mi lobo blanco actuando por su cuenta) Y luego…la idea. ¡Si! Aquella genial y loca idea de enfrentarme al diablo para buscar respuestas ante los sucesos en la tierra. Ante todo eso comencé a

sentir su presencia cada vez más cercana a mí…como si estuviese captando algo de su interés.

--Prosigue-- Continuó diciendo y yo no había pronunciado palabra. Solo me había sentido algo idiota y miserable en mi ego apabullado.

Sin embargo al sentirlo cada vez más cerca, imaginé tener quizá una oportunidad. Y el lobo negro tomó posesión de mis recuerdos al presentarme la imagen de mí mismo vanagloriándome a futuras de haber enfrentado al mismo infierno por la gloria (Aunque póstuma) en pro de develar razones, respuestas o con suerte un par de verdades nunca antes enunciadas.

---¡JAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAA! – Su risa como respuesta hizo ecos infinitos en las profundidades del más oscuro y temido sitio para la humanidad.

--El Ego--Continuó diciendo–El fatuo e inevitable Ego de la humanidad! Vosotros que os golpeáis el pecho en las Iglesias….temerosos al juicio del buen Señor! Pidiendo hincados de rodillas os libere de todos los males de vuestros congéneres y os proteja del mal y de la envidia (jeje, ya en esa circunstancia estáis elaborando juicios sobre estimativos en cuanto a lo que creéis poseer) jajajja Eso, es nada más ni nada menos que…EGO.

--Vosotros, que brindáis (por lo general con gran renuencia y mezquindad) la consabida ofrenda para los pobres desposeídos de la comunidad…. (Dando por sentado que tenéis mucho más) pensando en ellos como los pobrecillos con los que debéis solidarizarse. ¡Dime! ¿Acaso eso no se llama sobrevaloración de vuestra identidad y posición en la "Comuna" como os gusta llamarle?

--Vosotros que le rogáis a Dios proteja a vuestros hijos del mal mientras os vais a jugar canasta con las damas o caballeros del Club de Socios?

--Vosotros, que criticáis al gobernante de turno por los miles de millares de congéneres (Aun cuando en el fondo no los consideráis como tales) desempleados, huérfanos, desposeídos, discapacitados e inclusive aquellos que no pertenecen a vuestra misma raza compartiendo la misma tierra, llamándolos "Inmigrantes" estigmatizándolos además y generalmente con el epíteto de "Ilegales". Siendo que se supone, ¡No fue el buen Dios el que delimitó las fronteras, mucho menos las diferencias de raza y color!

--Vosotros, que desde vuestra creación habéis instituido la guerra como el modo de imponer vuestras razones y/o ambiciones frente al ser que tenéis al lado? ¡Desde el mismo nacimiento del ser humano! (Llamadle creación si lo preferís) Cuando dejasteis de estar solos…apenas detectasteis que el otro junto a ti, pensaba diferente Y que además… TENÍA Y TIENE el derecho de

pensar de tal manera. Vosotros…pequeños seres que os decís creados a imagen y semejanza del Altísimo, no aceptáis que otro fuera creado de igual manera, ergo y por ley transitiva si A es igual a B y B es igual a C, entonces A es igual a C....Noooooooooo!!!!

--Vosotros decís, pero obráis en discordancia y lo que es peor….lo peor de todo mi pequeño insecto, es que esgrimís los preceptos canónicos del Señor Dios ¡Como si tan solo lo practicaseis! Una de las más hilarantes frases que escucho a diario desde allá de donde venís es:…"Si haces esto…. ¡Irás al infierno! Si no haces lo otro…. ¡También os iréis! Oh!! Jajajajajaa ¿Acaso creéis que éste es un hotel para rebeldes contra la humanidad misma? ¡YO NO ESTIPULE NINGUNA REGLA! ¿Por qué debiera recibiros en mi casa debido al simple hecho de irrespetar normas que no he creado ni mandado cumplir? EGO… Decidís sobre la casa del vecino y ¡HASTA SOBRE LA MIA PROPIA!

--Humildemente opino, que si desobedecéis las supuestas normas y diversas reglamentaciones del Señor de las Alturas… ¡Pues debierais enviar los castigados desobedientes, a SU morada celestial! ¿Acaso no veis que es contradictorio? Se dice o supone, que soy el rey de la maldad y la anarquía….obviamente no seré yo quien aplique el mejor correctivo para vuestros descarriados terneritos. Pues aquí abajo….según vuestros egocéntricos y desconsiderados preceptos, reinan dichas despreciables condiciones. ¡Sería el mejor convite a una exitosa fiesta gracias a los grandes méritos que habéis cosechado como mis adeptos! --Ala! ¡De veras que sois incoherentes!

--En lo personal te diré, pienso, es más estoy absolutamente convencido de que Dios, os ha creado con buena voluntad…pero poca experiencia. Les ha dado libre albedrío…pero les ha regularizado el uso del mismo. Les ha enviado el Gran Diluvio (Agotado por los desastres que provocáis desde los inicios) Pero se le escapó considerar el ingenio místico de vuestra condición mental (Sois dueños de una notable imaginación) y el consecuentemente inigualable instinto de supervivencia, que por Su obra y gracia poseéis. Hecho por el cual sobrevivieron.

--Con el pasar del tiempo…se ha dedicado a observarles, meneando la cabeza mientras piensa sois, su más rotundo fracaso….De reojo, mientras mira el progreso de algún otro experimento al que seguramente se encuentra abocado. Ustedes los Humanos, para el buen Dios, hoy por hoy, sois tan solo ¡UN EXPERIMENTO FALLIDO!

--Soy yo mis queridos Hombres, y según propios y místicos conceptos, quién ha estimulado vuestra libertad de creer en sí mismos sin ningún tipo de norma, freno, límite o atadura. Entonces, ¿Porque habría en mi supuesta maldad, castigarles por el derecho de ejercer lo que promuevo en sus

destructivos corazones? Definitivamente el Infierno, como le llamáis, no es en absoluto un castigo. Es prácticamente vuestro hogar….

--Y aquí viene lo mejor…… ¿Dónde creéis que reside el inframundo?

En ese instante el Diablo se acercó hasta mí dejándome ver un destello luminoso y parpadeante pasar frente a él, similar a las luces de neón de algún cartel. Fijando la vista note, ¡Era una figura completamente humana! Con la barba incipiente, la ropa descuidada y el cabello revuelto. Me estremecí. ¿Podía el Diablo tener una apariencia tan normal, común y simple?

Sacudí mi cabeza y enfoqué mis ojos. Las luces de neón seguían destellando detrás de su figura. El permanecía sentado detrás de un escritorio como el de cualquiera, todo revuelto. A su lado un estilete, frente a si un ordenador…repentinamente, una gran rata pasó rauda por sobre dicho escritorio derramando un vaso de licor que se estrelló en el suelo. Me agaché para levantarlo… ¿Pero porque yo? Pensé. Era su licor…

Al incorporarme, su imagen comenzó a desvanecerse, solo podía ver allí mi propio reflejo en lo que parecía ser el cristal de una ventana, mientras que por detrás, fluorescentes luces de neón, anunciaban como siempre, el motel por horas frente a mi departamento.

Muy dentro de mi mente….ambos lobos (blanco y negro), reían a carcajadas!!!!!!!!!

MARCELA ISABEL CAYUELA

Noviembre 2015 – Tucumán – Argentina

(Derechos Reservados)


REVELACIONES EN LA TORMENTA

 
Sacudía el viento incontenible, los árboles del parque, vibraban los cristales de las ventanas azotados por el mismo, negros nubarrones corrían desatinados muy bajos sobre el techo de la vieja mansión; cubriéndolo todo, bañando de gris plomo cada resquicio de la sala. La siniestra tormenta que ya moraba sobre nosotros. Parada frente al ventanal, contemplando el espectáculo desatado del otro lado de los muros, una sensación de frío intenso pareció nacer de lo más profundo de mí ser. Un par de criadas me acompañaban dentro de la casa, en el exterior el jardinero se esforzaba por asegurar las antiguas barracas y las puertas del granero, corría de un lado a otro, contra el viento que arreciaba. La lluvia, densa, incontenible, no tardó en desplomarse sobre nosotros. Perdí de vista al jardinero encapuchado. Todo se volvió difuso y negro. El agua azotaba las ventanas. Vi a Lucinda y Margarita cerrando las cortinas y asegurando los pestillos. Relámpagos destellaban iluminando sus rostros temerosos. Comenzaron a encender los candelabros de la sala, deseando espantar la oscuridad que avanzaba dentro de la estancia. Leños en la chimenea iniciaban su lento crepitar. Y yo, incólume frente al ventanal, observando la nada. Presintiendo casi sin ver, el anegamiento del parque… la inclinación de los tallos en favor del viento.

Las doncellas insistían en que era peligroso permanecer allí donde yo estaba. Ante tan fuerte vendaval, los vidrios podrían estallar y lastimarme, argumentaban; algunos rayos quizá encontrarían el modo de colarse, atraídos por el reflejo de algún espejo. Mientras ellas imploraban a mi lado, escondidas entre el cortinado, yo las ignoraba. Había algo entre la confusa y delirante vista que me atrapaba, impidiéndome alejarme. Una de ellas, Margarita, se dirigió disgustada hacia la cocina, debía preparar la cena. Pude oírla murmurar una oración mientras desaparecía por el corredor a oscuras. Lucinda sabía que debía acompañarla, pero no quiso abandonarme, obviamente sentía temor en dejarme a solas. "Si algo le pasaba a la patrona", Don Bernardo, mi padre, no se lo perdonaría nunca.

No era la primera vez que me dejaba sola durante meses en la inmensa propiedad, con la única compañía de las dos criadas y el viejo jardinero. Era casi una rutina desde la muerte repentina de mi madre, a quien por cierto apenas logro recordar. Había fallecido en extrañas circunstancias, dentro de ésta misma mansión, siendo yo demasiado pequeña para mantener vivo su recuerdo.

La temperatura bajó considerablemente, Lucinda decidió cubrirme con un fino chal que perteneciera a mi madre y que yo misma había encontrado tiempo atrás, entre sus pertenencias intactas, dentro del cuarto clausurado, que permanecía tal como fuera dejado por ella. Mi padre oportunamente me prohibió entrar en aquellas dependencias privadas. Solo un gran óleo sobre el muro de la escalera lucía el retrato de quien me trajera al mundo. De alta alcurnia y gesto soberbio, vestida lujosamente y poseedora de una extraordinaria belleza, lucía en su amplio escote

un colgante con un extraño dije. Nunca supe acertar qué representaba, aparentaba ser algo de origen mítico. Por otro lado mi padre era totalmente renuente a responder cualquier pregunta sobre ella. Es más, nunca consideraba siquiera dirigirme la palabra más allá de un frío saludo y una mirada esquiva en la que, a veces, descubría un pequeño destello de rencor.

Nadie en la propiedad, a excepción del jardinero, era lo suficientemente antiguo dentro del personal como para conocer algo sobre la historia familiar. Pero ese hombre cojo jamás me había dado la cara. Desaparecía ante mi sola presencia.

Lucinda insistía en apartarme de la ventana. Había temor en su voz, no era la primera vez que me quedaba extasiada por horas contemplando las frecuentes tormentas del lugar. Cuentan que una vez levantándome sonámbula en medio de una de ellas, durante la noche y salí determinada al exterior, como si intentara seguir algún tipo de entidad desconocida. adentrándome en el bosque cercano al lago. Me encontraron al siguiente día, delirando palabras confusas que nadie por alguna razón que desconozco, osó repetir y con una pulmonía declarada.

De repente, una figura oscura se reflejó bajó el destello de un relámpago frente al vidrio de la ventana. Me eché hacia atrás, considerablemente asustada. Lucinda gritó alejándose de mí. Supe que era la negra figura encapuchada del jardinero parado allí, observándome, desde el otro lado, bajo la pertinaz lluvia. Cerré las cortinas, pero algo zozobró dentro de mí. El destello me permitió ver algo más en el contorno de su silueta dibujada de pie ante mí. Por alguna razón vinieron a mi mente viejos juegos de mi infancia. En un repentino impulso atravesé el corredor hacia la cocina y luego a la puerta de nuestro sótano. Parecía sonámbula nuevamente, aunque estaba completamente lúcida, antiguos recuerdos comenzaban a despertar en lo recóndito de mi mente. Abrí la gruesa puerta y, con una farola en mano, descendí los escalones hacia la oscuridad total, el corazón de todos los misterios.

Lucinda y Margarita, solo atinaban a rezar. Apoyé la farola sobre un estante, recorrí con mis manos las paredes hasta encontrar lo que buscaba, tomé un oxidado pico que yacía en el húmedo suelo y, con una fuerza de la que no me sabía dueña, comencé a cavar un hueco en uno de los muros, el cual cedió a mis golpes rápidamente debido a que resultaba ser más delgado en ese sector. Continué con la feroz tarea hasta ensanchar el diámetro del hueco. Fue entonces que sucedió lo espeluznante, encontré allí nada menos que los huesos de un cadáver. Su podrido vestuario aun dejaba entrever el verde color y, cuando se desplomó hacia un costado, pendiendo de lo que fuera su cuello, un colgante brilló ante la tenue luz de la farola, inmediatamente pude reconocerlo como el que sostenía ese extraño dije, en el retrato sobre la escalera. Supe que era mi madre. El gesto de horror en sus facciones confirmaba que fue enterrada viva. Entre los huesos descarnados de sus dedos aún aferraba algo y arrancándoselo como pude, logré atisbar solo en mi mente, el resto de la escena. Aquello que sostenía

con tanta fuerza era nada menos que el puño de una chaqueta de hombre con un monograma bordado y un gemelo con las iniciales B.S.S, Bernard Strasberg Swillings. Mi padre.

Los relámpagos iluminaron nuevamente el sótano y todas pudimos ver al jardinero parado tras de mí, la capucha caída y las incontenibles lágrimas cayendo suicidas, desde sus ojos tan azules como los míos, acariciando el colgante que pendía de su cuello. Idéntico al de mi madre. Apartándome, se lanzó dentro de aquella tumba improvisada y cruenta, abrazando desconsolado aquel montón de huesos que alguna vez amó…y perdió irremediablemente, poco después de que diera a luz, el fruto de aquel prohibido amor.


MARCELA ISABEL CAYUELA
Octubre 2015 - Argentina
(Derechos Reservados)

domingo, 8 de noviembre de 2015

ES HORA DEL ADIOS A CADA VERSO






Una lágrima cae suave y salina por mi pálida mejilla

Dentro de ella viajan las imágenes y recuerdos de una época gloriosa

Colmada de risas comentarios e ilusiones proyectadas con esfuerzo

Las tertulias, los fogones, los amigos y el ingenio de mil ideas compartidas

Hoy al volver a casa, solo he encontrado sombras.

Y más de una ausencia presentida.

El eco de mis pasos por el muro, me anuncian soledades in crescendo

Mil preguntas sin respuesta…mil palabras sin oídos

Desconcierto y pena. Desolada realidad de un abandono

Nunca sabrán el origen de mi pena.

Ni serán palabras que me estimulen en consejos.

Tal vez he vuelto demasiado tarde

Tal vez he luchado más de lo posible

Lo único que sé que ésta lágrima que rueda hasta mi pecho

Refleja las imágenes que un día fueron guía

Fueron apoyo y de mis letras el sustento.

Me di cuenta de repente, que escribía para complacerles

Y parada en éste instante sobre un tablado oscurecido

Contemplo la primera línea de mi platea completamente mustia

Plena de palabras yertas, que el viento se llevó a escondidas

Sin adioses, ni explicaciones vanas.

Hoy me he dado cuenta que en verdad al parecer no las merezco

Solo fui una estrella fugaz en su firmamento

Alguien destinado a morir mientras se pierde

En la distancia que nos regala el tiempo.

De que vale la lucha, de que valen los versos

Cuando se ha perdido aquel ilusorio anhelo?

Ahora comprendo claramente,

Como se fueron apagando los proyectos

Y se desgrana el entusiasmo, deshilvanándose en lo etéreo

Solo soy un ser humano, por excelencia y ende muy imperfecto

Pero di mi mejor esfuerzo, mis esperanzas y mi afecto.

Hoy se apagan las luces que iluminaban mis textos

Se me vino abajo el mundo construido sobre la inocencia

Castillo de arena que impiadoso arrasa el oleaje del océano

Llevándoselo todo, mi fe, mis ganas y mi aliento

Os regalo los recuerdos, si es que perduran en su tiempo.

El mío se queda aquí, en éste auditorio vacío

Cobijado por el triunfo del odio y el silencio.

Volveré a mi sepulcro, de letras enterradas y sueños inconclusos

Me llevaré conmigo mis secretos, también todos mis afectos

Cerraré el arcón de los recuerdos,

Rogando Dios me arrebate la llave arrojándola al infierno.

Donde pertenecen los poetas olvidados

Y los amigos solitarios, abandonados.

Gracias, os digo hoy, mañana no sé.

Quizá ya habré olvidado

Para darle paz a éste corazón completamente herido y yerto.

MARCELA ISABEL CAYUELA

(Despedida a las letras)

Octubre 2015 – Argentina.

lunes, 2 de noviembre de 2015

BASTA



BASTA



Estalla la gran sonrisa enmudecida

Sostiene el brillo de la plena rebeldía

Me colma, me enardece, me obnubila

Destello en la mirada que desafía

¡Fuera de mi vida ¡¡ Fuera ¡

No me detengas, no te interpongas

Se alza la daga de mi esencia y desatina

Toda coherencia hoy desvanecida

Esgrime mi alma la pasión enceguecida

Que te enfrenta y te elimina

Que te borra del camino de mi vida

Si no me aceptas vete

Coge tu esperanza ya marchita

Tú buscas el consuelo

Yo la llama enardecida

Mil palabras anodinas

Se desgranan echas trizas

Frente a mi determinación por más sentida

No soy paz, no soy abrigo

Soy la flama, el viento, tormenta repentina

Palabras que lastiman.

Lleva contigo las caricias, llévate la piel estremecida

No es tu amor quien alimenta el fuego

Son las pasiones que me consumen muy adentro.

Coge tus anhelos y deja en paz ésta mi alquimia

Busca el camino que te invita

Recórrelo sin prisas

Que entre el cielo de tus sueños

Y el infierno que late aquí en mi pecho

Sin duda alguna yo te dejo, partir lejos de mi lecho

Y si al girar en el recodo de ese, tú sendero

Me asalta repentina una lágrima del cielo

Descuida no has de verla

Estará seca mucho antes de tocar mi duro suelo.

MARCELA ISABEL CAYUELA

Octubre 2015 – Argentina


domingo, 1 de noviembre de 2015

NO VOY A PODER DORMIR ESTA NOCHE

Enlace para la lectura del libro perteneciente a la Editorial La Semilla Amarilla " No Voy a Poder Dormir Esta Noche"

Resultado de un Concurso de Historias de Terror. 1° Puesto: LA HERENCIA
por Marcela Isabel Cayuela

http://lasemillaamarilla.com/LibroDigital/no_voy_a_poder_dormir_esta_noche.html