martes, 25 de abril de 2017

MÁS ALLÁ DE LA HISTORIA

Capítulo 9

AL BORDE DEL PASADO ABISMO





                                                                      Virreinato del Perú, siglo XVI


--¡Yupanqui! ¡Yupanqui!—gritó Daniela mientras los monjes agustinos jalaban de su cuerpo intentando alejarla de aquel que era su amado.

Se habían conocido en las proximidades de Vilcabamba,[1]durante una de las tantas expediciones de aquella fracción rebelde del Imperio Inca sobre nuevos territorios. Una mirada bastó para que ambos supieran que constituían dos mitades de un solo ser. Unidos más allá de la vida y de la muerte.

Titu Cusi Yupanqui[2]el jactancioso y rebelde príncipe inca, poco acostumbrado a las negativas y ambicioso de poder y riqueza, subyugado frente a la increíble belleza de aquella noble joven de ascendencia moche –tierra que desde antaño su raza pretendía doblegar – simplemente se transformó en siervo de sus sentimientos más profundos, enamorándose por completo y sin reservas.

Un grupo de sus guerreros, semanas atrás, le tomaron prisionera durante una subrepticia incursión realizada en la majestuosa ciudad de Chan Chan. Escogiendo para llevar a cabo dicha hazaña la primera noche de luna llena, momento en el cual, el pueblo chimú abandonaba sus moradas para congregarse en el Templo “Si-An”[3], lugar de veneración a una de sus principales deidades: la Diosa Shi[4].

Aquejada por una leve dolencia, aquella noche, la joven se hallaba en el palacio principal, únicamente acompañada por un chamán[5] y unos pocos guardias, quienes, superados en número y asaltados sorpresivamente, fueron brutalmente masacrados, permitiendo a los usurpadores raptarla sin mayor resistencia.

El propósito de los soldados incas era ofrendársela al belicoso príncipe Yupanqui; ya sea para  sacrificarla o, en su defecto, conservarla como rehén, a fin de
coaccionar por medio de su cautiverio,  al “Gran Chimú”[6] Logrando así,  que éste deponga finalmente su resistencia a los tan frecuentes como infructuosos intentos de dominación incaica.

Ambos príncipes, jamás sospecharon las implicaciones de haberse conocido; ni bajo esas circunstancias ni bajo cualquier otra; mucho menos, las consecuencias que sobrevendrían a través de los siglos, algunas de ellas, como causa de la  prohibitiva relación nacida entre ellos, dado que pertenecían a culturas diferentes y en permanente contienda.

……
  

                                                          
                                                            En las catacumbas

--“Ni”—dijo Yupanqui con voz débil en tanto veía como los monjes arrastraban a la joven que se debatía con fiereza—Ni…Tú y yo…volveremos a encontrarnos—luego se desplomó inconsciente.

Vítreos los ojos de Yupanqui, permanecieron abiertos con la vista fija en algún lugar más allá de su tormento, más allá de la historia que les tocó vivir. Los gritos y el llanto de Ni – Daniela para nosotros – aún podían escucharse en la distancia.

Ahora lo recordaba todo. Absolutamente todo. El pasado había cobrado tal entidad en su existencia, allí en las catacumbas, que su vida como Daniela quedó por completo relegada, envuelta por un denso velo de realidades insustanciales. Realidades  de las que se desconectó en el mismo instante en el que su esencia memoró la intensidad de un sentimiento que albergaba oculto en lo más profundo de su ser y al que se hallaba ligada desde el principio de los tiempos. Una y otra vez, con diferentes nombres, distintos cuerpos, épocas diversas. No obstante destinados por siempre al reencuentro. Constante, ineludible, eterno.

Recordó el secuestro, recordó a su gente, recordó las múltiples batallas desatadas en su nombre. Y por sobre todo, su pertinaz negativa a retornar con los suyos. Chan Chan había dejado de ser su hogar. Su hogar lo constituían fuertes, los brazos de Yupanqui, el 3° Inca en Vilcabamba; muy lejos de su tierra, de la costa, de su mar…El verde mar del que recibiera el nombre: “Ni”.[7] Hija de “Jiang”[8], hermana de “Shi”, descendiente de “Aia Paec”[9]Ni siquiera “Fur”[10]podría ya interponerse entre ella y aquel a quien su corazón pertenecía.

Pero, infame, el conquistador foráneo había vuelto a arrebatárselo y ahora solo le restaba el camino de la muerte….único medio para alcanzarle en el otro plano[11]

Todavía batallando por librarse de los monjes, consiguió escurrírseles en repetidas oportunidades. No dejaba de correr, a ciegas, tropezando con los cuerpos tendidos por doquier; cayendo sobre ellos, horrorizándose ante la visión de las negras pústulas que cubrían sus rostros – signos de la peste negra que  les condenaba letal-. Sin embargo se incorporaba una y otra vez, impelida por una  dolorosa e irreversible determinación trepidando en su pensamiento

--Yupanqui. Mi príncipe, mi rey, mi vida. Hacia ti voy.Volveremos a encontrarnos—repetía mientras sorteaba los obstáculos en dirección a la ciénaga pútrida de la que días atrás, había emergido, manifestándose repentinamente inmersa en una de sus pasadas vidas. Desolada, desesperada, no tenía idea de lo que el cieno sepulcral le depararía esta vez. Mas las opciones se habían extinguido junto al último latido de aquel que amaba. Yupanqui había muerto asesinado y haría lo que fuera por encontrarle nuevamente.

Nadie logró detenerla, cuando llegó al borde de la fosa palpitante, inspiró, cerró los ojos…y se lanzó dentro.


Continuará…
© MARCELA ISABEL CAYUELA
(Derechos Reservados


[1] Reducido pero influyente estado incaico llamado muchas veces Imperio Neoinca de Vilcabamba entre 1537 y 1572 - Territorio con poder efectivo que correspondía aproximadamente al del actual departamento peruano del Cuzco, situado al este de dicho departamento y que luego del asedio de Cuzco pasó a estar controlada por los conquistadores españoles-  Además, en algunos casos, establecieron negociaciones con las primeras autoridades españolas del Perú.
[2] O Titu Cussi Yupangui, en quechua general (Cuzco, 1526 - Vilcabamba, 1570 ), fue el 3° monarca inca en el Reino de Vilcabamba, entre 1563 y 1570. Hijo natural de Manco Inca. Su medio hermano Sayri Túpac, el 2° inca de Vilcabamba, decidió en su momento, aceptar las condiciones ofrecidas por los españoles y renunciar al trono, por lo que Titu Cusi Yupanqui en desacuerdo,  sobrepasó al legítimo heredero: Túpac Amaru I, a quien apodó “uti” (bobo) autoproclamándose como nuevo gobernante de aquel reino.
[3] Casa de la Luna, donde se realizaban ritos la primera noche de luna nueva.
[4] Shi o Si era una deidad considerada más poderosa que el sol puesto que alumbraba de noche. También por su influencia sobre el crecimiento de las plantas y su utilización como marcador del tiempo. Se le atribuía el alboroto del mar y las tempestades. Era la visitante del otro mundo y castigadora de los ladrones.
[5] Chamán: persona especial con amplios conocimientos sobre los efectos de las plantas y minerales locales. Ejercía  una relación psicológica-hipnótica-carismática con el paciente, para la prevención y tratamiento de enfermedades comunes y menos comunes de la época. Los chamanes curanderos (generalmente sabios locales) hacían también sacrificios en lugares sagrados
[6] Emperador de la ciudad de Chan Chan capital de la cultura Chimú (descendientes de la Moche o Mochica)
[7] “Ni” Deidad de la cultura Chimú que representa el mar
[8] “Jiang” Deidad que representa al Sol en la misma cultura chimú
[9] Aiapaec, era la principal deidad de la cultura mochica, era uno de sus dioses castigadores, el más temido y adorado, es llamado también el decapitador. Ai Apaec era adorado como el dios creador, protector de los mochicas, proveedor de agua, de los alimentos y los triunfos militares.
[10] “Fur” Iguana, Dios de la Muerte
[11] Los miembros de la cultura Chimú, sucesora de la Moche, creían por sobre todas las cosas en la Vida, considerando que la muerte no constituía el final sino una traslación hacia otro plano donde la subsistencia era diversa pero continuaba.
(s.f.).
Historia del Perú Antiguo Tomo III - Luis E. Valcárcel
Historia del Perú Antiguo, Tomo III, Edición 1985 - Luis E. Valcárcel
(s.f.).
Biografías y Vidas. «Titu Cusi Yupanqui». Consultado el 24 de enero de 2006.
Juan de Betanzos.
Instrucción al licenciado Lope Garcia de Castro. Universidad Católica del Perú

viernes, 21 de abril de 2017

MÁS ALLÁ DE LA HISTORIA

Capítulo 8

MATICES



                                                                                                                           Lima, 2017


Recostadas cada una sobre su propia litera de entre las cuatro distribuidas dentro de aquella habitación, Daniela y Lizbeth departían amablemente cual si se conociesen de toda la vida. Procuraban relajarse y así recuperar fuerzas   tras sus respectivos viajes – una desde Tumbes, la otra desde Nazca – además de la tensión que les causara el incidente en la avenida frente al hotel donde ahora se hallaban alojadas.

El tenor de la conversación variaba desde identidad, procedencia, objetivo del viaje, proyectos venideros etc. Aun cuando parecía una plática superficial, la misma conllevaba implicaciones específicas y diversas para las jóvenes.

Daniela, quien simpatizó de forma inusual y espontánea con la muchacha peruana, consideró dicho encuentro como un suceso afortunado dado  que Lizbeth demostraba conocer a profundidad todo lo relacionado con la historia y geografía de su país. Por otro lado le había dejado claro que no contaba con propósitos de relevancia para su estadía en Lima, por lo cual disponía de tiempo suficiente como para servir a Daniela como guía o acompañante.

No obstante para Lizbeth, el objetivo de confraternizar con su nueva amiga argentina y, como ya sabemos, albergaba una estrecha relación con el mandato recibido por la misteriosa presencia en su departamento la noche previa.

La hora de almorzar se acercaba, sin embargo, Daniela sintió que, repentina y extrañamente, su deseo de dormir superaba todo atisbo de apetito. Poco a poco,  mientras el tono monocorde en la voz de Liz  continuaba su prolongado soliloquio, sin inmutarse por la falta de respuesta, fue abandonándose al influjo del mismo. Pronto se sumergió dentro de en un profundo estado onírico, donde inesperadas experiencias le aguardaban tan misteriosas como la oportuna aparición de aquella nueva y agradable amiga.

Advirtiéndola finalmente dormida, Lizbeth sonrió. Sus ojos centellaron enigmáticos. Incorporándose lentamente – aún eran las únicas huéspedes de aquella habitación compartida –  se dirigió hacia las ventanas, clausurándolas, a fin de evitar que el ruido procedente del exterior perturbara la serenidad que las rodeaba. Luego cerró las gruesas cortinas, oscureciendo por completo el hábitat. En absoluto silencio, extrajo de su propio equipaje un antiguo y rústico incensario  junto a un par de velas aromáticas, encendiendo el trío de artículos con la eficiencia y rapidez de quien lo ha hecho más de un centenar de veces.

Descalzó sus pies, unió las manos a la altura del pecho, inclinó la cabeza, plegó los párpados y pronunció casi imperceptibles, unas palabras en la desaparecida lengua quingnam. [1] Segundos después, en profundo trance suspiró anunciando:

--La he encontrado. ¡Oh mi Señor! ¡Es tan bella!

--Protegedla princesa, con tu vida de ser preciso. No permitáis que ellos vuelvan a arrebatárnosla—respondió la misma y potente voz que le hablara en Tumbes.

--No sucederá esta vez, mi Señor Tacaynamo. Seis siglos han transcurrido. Seis siglos desde su temprana muerte a manos del infame conquistador y por causa de los Incas.

--Fue su frágil corazón quien le traicionó entonces princesa pero también su osada rebeldía. Debes impedir que la historia se repita y perezca junto a la escoria de los réprobos, infectos y esclavizados, entre los que cayera cautiva en el pasado.

--No volveremos a perderla Tacaynamo. Patriarca entre los Patriarcas, Padre y Señor mío. Os debo éste, mi nuevo despertar a la vida y he de retribuir tu gesto  regresándote a la primogénita, mi hermana

--Ella representa el Sol y tú la Luna. No existís una sin la otra, así como no prevalece la vida sin vosotras. La tierra habrá de recuperarse un día. Mas encarnizado sacrificio requieren nuestros dioses para erradicar el mal que a nuestra raza desaparecer hiciera. Hemos esperado por siglos estar completos…Y, ahora, con ella palpitando nuevamente, nuestro destino próximo es.

--Dispuesta estoy Padre mío. La conduciré a vos. Allá, donde la tierra se funde con el horizonte. Entonces la promesa será cumplida y la sangre arrasará con el colono, con el Inca y con toda su descendencia.

--Ese es el pacto—dijo Tacaynamo, solemne

--Y nuestro el reino, tornará—respondió Lizbeth   

………….





Daniela corre…la brisa marina deposita un salobre e invisible manto sobre la humedad de sus labios. Puede oír el sonido de su propia risa y la tibieza de la arena bajo sus pies desnudos. Alguien corre tras ella. La alcanza. Siente como unos fuertes brazos masculinos la rodean por el torso. Él también está riendo. Deposita un beso sobre su mejilla y ella extiende hacia atrás una de sus manos  cogiendo la recia nuca que acaricia. Ambos se detienen contemplando el suave oleaje de un océano en calma. Verde…muy verde. Están enamorados. Absolutamente compenetrados el uno en el otro; sin siquiera voltear a verse anhelan que el tiempo se detenga en ese instante. De pronto, la marea forja cual gigantesca muralla una inmensa ola que se aproxima intimidante. Sigue siendo verde…tan verde y está tan cerca. Un tsunami inesperado e ineludible. Sin embargo Daniela no se mueve, no huye, no consigue hacerlo. Se estremece y entrecierra los párpados, segura de lo inevitable. Cuando la ola está justo frente a sus ojos…


--¡Dany! ¡Daniela!—se oye la voz de Liz, quien la sacude por los hombros


Daniela despierta pero no deja de vislumbrar el devastador tsunami reflejado en aquellos inmensos ojos color verde mar: Los ojos de Lizbeth.  Y, de nuevo, aquella gélida sensación, aquel alarmante escalofrío le recorre el cuerpo entero.





[1] El quingnam es un idioma peruano prehispánico desaparecido. Era hablado por los chimúes (que comprendían originalmente los valles de Chao, Virú, Moche y Chicama) y otras etnias yungas (Costa del departamento de Ancash y algunas etnias del "Norte chico" de la costa del departamento de Lima) de una forma masiva entre los valles de los ríos Jequetepeque y el río Chicama (por el norte) hasta los valles de Paramonga y Chancay, y en sus momentos de máxima expansión hasta Carabayllo y el Callao (por el sur).



Continuará....


© MARCELA ISABEL CAYUELA
(Derechos Reservados)

martes, 11 de abril de 2017

MÁS ALLÁ DE LA HISTORIA

Capítulo 7


EL ENCUENTRO


                                                                                                                                 Lima, 2017

--¡Carajos!—exclamó Daniela al bajarse a tropezones del taxi frente a la puerta del hotel donde se hospedaría.

Había hecho las reservaciones semanas atrás previendo cada detalle. Nunca dispuso de grandes recursos así que, echando mano a la totalidad de sus ahorros, administró cada centavo a fin de que este viaje resultara definitivamente provechoso. Lo consideraba concluyente para la elaboración de su tesis de grado.

Perú era sin duda el escenario clave y Lima uno de sus destinos cruciales. Llegó al país casi un mes atrás pues debía recorrer bastante de su territorio si pretendía recabar datos fehacientes sobre su historia. Ingresó por el sur, más exactamente a través de  Tacna, luego de cruzar los Andes y atravesar parte del desierto de Atacama (Norte de Chile). A partir de allí inició su recorrido por la República Peruana con una fascinación creciente a medida que avanzaba hacia la capital. 

Arequipa: “La Ciudad Blanca”, aquella que durante la época virreinal se le reconocía como “Fidelísima” debido a su obsecuente defensa de la colonia española y su reinado. El volcán Misti dominando el horizonte, su disposición cultural, su pasado resistente a la revolución republicana del 1800. Las diversas referencias sobre la etimología de su nombre, citando algunos  al Inca “Mayta Cápac”(1)  cuando respondiera “Ari qhipay”(2)  a la petición de algunos súbditos de permanecer y poblar dicha comarca. 

Cuzco: antigua capital del Imperio Incaico. Machu Picchu: (3)declarada por la UNESCO(4)  como parte del “Santuario Histórico de Machu Picchu” y como una de las nuevas siete maravillas del mundo contemporáneo en el 2007. Aquel  increíble recorrido por esa fracción del “Camino del Inca” o “Red caminera del Tahuantinsuyo”(5)

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[1] Mayta Cápac (En quechua:Mayta Qhapaq que significa: ¿Y dónde está el poderoso?) fue el cuarto gobernante del Curacazgo del Cuzco, cuando Lloque Yupanqui murió, Mayta Cápac era aún muy pequeño para asumir el poder, por lo que su tío asumió el mando hasta que este fuese maduro.
[2] Quechua: Si quedaos (traducción)
[3] Machu Picchu (del quechua sureño machu pikchu, «Montaña Vieja») es el nombre contemporáneo que se da a una llaqta —antiguo poblado andino— incaica construida antes del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu en la vertiente oriental de la cordillera Central, al sur del Perú y a 2490 msnm, altitud de su plaza principal. Su nombre original habría sido Llaqtapata.

[4] Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
[5] En quechuaQhapaq Ñan. Fue un sistema de caminos de enormes distancias en la civilización incaica que vinculaba las ciudades importantes de la costa y de la sierra.
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Todo, absolutamente todo, conmovía cada fibra en el interior híper sensibilizado de Daniela, que comenzaba a sentir esa tierra como parte de su esencia. Así, tan repleta de magia, historia y esoterismo.
Luego de hacer tremendo esfuerzo por dejar atrás la cumbre de Machu Picchu, retomó la trayectoria estipulada dirigiéndose a Ica,(6) donde le aguardaban “El desierto del Pacífico”(7)  y el “Oasis de Huacachina”(8) con sus mundialmente famosas “dunas”. A Daniela le resultaba asombroso que los primeros habitantes de ésta región dataran de 9000 años atrás; tanto, como que se documentara la existencia del “El Hombre de Paracas”, descubierto en las Pampas de Santo Domingo,  desde el año 6870 a.C .(9) 

Por otro lado, ésta aldea se erigía como una de las tantas pre-cerámicas encontradas en la región, revelando importantes yacimientos arqueológicos donde numerosas tumbas evidenciaron cadáveres en posición flexionada y envueltos en juncos. 

Muy cerca, se descubrió otro yacimiento: “Cabeza Larga”,(10) llamado de éste modo debido al patrón tubular cilíndrico que presentaban los cráneos de las momias localizadas en el lugar. El conjunto de estos restos arqueológicos fechados del año 7000 al 3000 a.C, constituyeron los antecedentes directos de soberbias culturas posteriores como la “Paracas”  o la  “Nazca"

Precisamente la ciudad de Nazca, fue para la joven toda una experiencia. Su ansiedad por conocer las famosas “Líneas de Nazca”(11)  repercutió de modo tan intenso  que le quitó el sueño durante los días previos a su arribo. Por el contrario a la creencia popular, éstas no solo eran visibles desde un vuelo aéreo, sino también, aunque de forma parcial, desde las colinas circundantes. 

Justamente fue un arqueólogo peruano- Toribio Mejía Xasspe – quien las descubrió en 1927 mientras practicaba senderismo; aun cuando la primera referencia a ellas, la  efectuara el conquistador Pedro Cieza de León en el siglo XV. 

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[6]  Ciudad del centro sur del Perú, capital del Departamento de Ica, situada en el estrecho valle que forma el río Ica, entre el Gran Tablazo de Ica y las laderas occidentales de la Cordillera de los Andes.
[7] Zona desértica en medio de la cual se sitúa un valle dedicado a la producción agrícola
[8] Ubicado a 5 km de la ciudad de Ica, está rodeado de grandes dunas de arena, adecuadas para practicar el deporte denominado sandboard, así como otros deportes de aventura.
[9] Santo Domingo de Paracas es una pampa cercana a la península de Paracas, en la región IcaPerú. Es sede de un yacimiento arqueológico estudiado por Frédéric Engel en la década de 1960, labor que determinó una constante ocupación humana desde muy tempranas épocas, de por lo menos los 7.000 años a. C. Allí se hallaron los restos óseos del más antiguo poblador de esa zona, del período arcaico temprano. El hombre de Paracas se dedicaba a la pesca y la horticultura incipiente; se vestía con fibras vegetales entrelazadas y vivía en chozas semicirculares de caña y paja. Es considerado el primer horticultor de la costa andino-americana y el primero que erigió una aldea en el Perú.

[10]  Yacimiento arqueológico ubicado cerca de la península de Paracas, en la región IcaPerú.

[11] Las líneas de Nazca son antiguos geoglifos1 que se encuentran en las Pampas de Jumana, en el desierto de Nazca, entre las poblaciones de Nazca y Palpa (Perú). Fueron trazadas por la cultura nazca y están compuestas por varios cientos de figuras que abarcan desde diseños tan simples como líneas hasta complejas figuras zoomorfas, fitomorfas y geométricas que aparecen trazadas sobre la superficie terrestre
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Muchos, realmente muchos estudiosos consagraron décadas de su vida al análisis sobre el propósito de las mismas. Conceptuándolas desde una gran diversidad de apreciaciones, como “simples caminos”(12) , “centros de adoración”(13), “calendario gigantesco” ,(14) “signos calendáricos y astronómicos” o incluso “El calendario de mayor escala en el mundo”(15) . Esta última concepción incluye una de las primeras elucidaciones sobre las Líneas de Nazca, exponiendo como hipótesis, que investían la finalidad de “apuntar al sol y a los cuerpos celestes”(16) . Hubo quien llegó a plantear que las rectas configuraban telares siendo las restantes, en especial las de animales (también las hay de seres humanos, vegetales y figuras geométricas)  símbolos protectores(17) 

Hasta el presente, las especulaciones perduran sin alcanzar una conclusión unánime y certera. No obstante la magia en derredor subsiste latente y perceptible. Una gran cantidad de vuelos aéreos sufrieron serios inconvenientes, algunos de ellos fatales, sobrevolándolas. 

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[12] Julio César Tello, arqueólogo (1932)
[13] John Rowe, historiador estadounidense (1942)
[14] Max Uhle, matemático estadounidense discípulo de Rowe, que pasó 60 años de su vida abocado a dicho estudio de estos geoglifos.
[15] Paul Kosok, antropólogo norteamericano que investigó las líneas de Nazca desde la década de 1930 hasta fines de los 50, determinó mediante la técnica del Carbono-14 su antigüedad en 550 años d. C. y en 1941 
[16] Maria Reiche, antropóloga alemana compañera de Paul Kosok. Estudiosa que dedicó su vida entera a la difusión y protección del significativo patrimonio arqueológico legado por la cultura nazca
[17]  Henri Stierlin en su libro Nazca. La solución de un enigma arqueológico (1983)

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Invadida por el asombro y la magnificencia de tan valiosas como inolvidables  experiencias, Daniela se permitió un gasto extra y, en vez de continuar hacia  Lima por tierra, como venía haciendo desde el Paso de Jama en la frontera Argentino-Chilena, en esta oportunidad decidió tomar un avión hasta dicha metrópolis. 

Juzgaba el tiempo sustancialmente importante y a pesar de que la capital se establecía como  un sitio de gran interés y obligatorio paso para ella, aun debía recorrer la zona norte del país, comenzando por Trujillo y, desde allí, poco a poco hasta la frontera ecuatoriana. Tierras donde antiguamente se estableciera una de las civilizaciones por la que sentía, destacable, mayor intriga: La cultura Moche. 

--¡Señito, apure pé! ¡Su maleta!—oyó la voz del chofer instándola terminar de recoger su equipaje, apresurado por los fuertes bocinazos procedentes del  tráfico desquiciante y desordenado en la avenida.

Daniela había dormido todo el vuelo, agotada y soñándose inmersa en el pasado de aquellas tierras. Percibiendo una clara sensación de pertenencia, cual un hijo pródigo que se halla próximo de retornar a su hogar, tras un largo tiempo de ausencia.

Las bocinas aunadas a las palabrotas emitidas por los conductores de los vehículos embotellados tras el taxi del que descendía, terminaron por sacudirle la modorra. Mientras extraía de su bolso los “nuevos soles”(18) protestando por el sobreprecio usualmente aplicado a los incautos extranjeros detectables, tuvo la mala suerte de torcerse un tobillo y su cara fue a dar contra el marco de la portezuela del coche. 

--¡Ay, mierda!—exclamó dolorida.

El fuerte golpe la dejó algo atontada, sin embargo, el inescrupuloso conductor aceleró, impaciente por marcharse. Inclusive creyó oírle quejándose por el incidente en vez de asistirla. Entonces sintió que alguien la sujetaba desde atrás y por los brazos, tratando de impedir que cayese en la calzada. Daniela, instintivamente,  había colocado una de sus manos sobre su rostro golpeado y con la otra sostenía con firmeza el bolso de mano  – Lima no era un lugar demasiado seguro – El resto de su equipaje yacía mitad en la calle mitad en la cuneta. Inquieta por la propia vulnerabilidad del momento, parpadeó esforzándose por recuperar la visibilidad y, dejándose conducir por quien le socorría, subió de espaldas la vereda. Lo primero que atinó hacer fue recoger sus cosas, protegiéndolas de algún “chivolo”(19)  de esos “rápidos y furiosos” acostumbrados al “arrebato”. Mientras se afanaba en esto, advirtió otro par de manos femeninas colaborándole; pero fue hasta después de haber puesto a resguardo sus cosas que se tomó tiempo de  identificar el alma caritativa ahí a su lado. 

--¿Estás bien?—escucho le preguntaba una joven de voz dulce y agradable

Daniela volcó el rostro y vio por ¿vez primera? Aquellos inmensos, increíbles ojos verdes iluminando casi la totalidad de un rostro armonioso y bello.

--Oh amiga, gracias—expresó Daniela—Te debo una… ¡y una buena!—agregó contemplando el infernal despliegue del tránsito capitalino a esas horas de la mañana. 

Luego devolvió su atención hacia el rostro amigable de la joven que la  auxiliara. Ella sonreía. Daniela pensó que su mirada era solo comparable con la infinita  serenidad superficial de un océano insondable y misterioso. 

--Me llamo Daniela ¿y tú?

--Lizbeth, Lizbeth Balladares Albuquerque

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[18] Moneda peruana vigente en la actualidad
[19] Voz peruana. Niño, jovenzuelo (Interpretación)


Continuará…

© MARCELA ISABEL CAYUELA
(Derechos Reservados)

Imagen: Diseño y Edición: Marcela Isabel Cayuela

(s.f.).
Mayta Cápac. (2015, 15 de julio). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 14:36, marzo 31, 2017 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Mayta_C%C3%A1pac&oldid=83810838.
(s.f.).
Del Busto Duthurburu, José Antonio: Perú preincaico, p. 43. Colección de obras escogidas de José Antonio del Busto. Lima, Empresa Editora El Comercio S.A., 2011. ISBN 978-612-306-033-6
Silva Sifuentes, Jorge E. T.: «Origen de las civilizaciones andinas». Incluida en la Historia del Perú, pp. 68-69. Lima, Lexus Editores, 2000. ISBN 9972-625-35-4
Villanueva Sotomayor, Julio R.: El Perú en los tiempos antiguos. Historia Preínca e Inca, p. 31. Publicado por el diario “Ojo”, edición fascicular, 2001. Edición e impresión: Quebecor World Perú S.A. Depósito Legal: 150103 2001 - 2408
(s.f.).

 Líneas de Nazca. (2017, 23 de marzo). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 14:42,        marzo 31, 2017 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=L%C3%ADneas_de_Nazca&oldid=97787403.