Una lágrima cae suave y salina por mi pálida mejilla
Dentro de ella viajan las imágenes y recuerdos de una época gloriosa
Colmada de risas comentarios e ilusiones proyectadas con esfuerzo
Las tertulias, los fogones, los amigos y el ingenio de mil ideas compartidas
Hoy al volver a casa, solo he encontrado sombras.
Y más de una ausencia presentida.
El eco de mis pasos por el muro, me anuncian soledades in crescendo
Mil preguntas sin respuesta…mil palabras sin oídos
Desconcierto y pena. Desolada realidad de un abandono
Nunca sabrán el origen de mi pena.
Ni serán palabras que me estimulen en consejos.
Tal vez he vuelto demasiado tarde
Tal vez he luchado más de lo posible
Lo único que sé que ésta lágrima que rueda hasta mi pecho
Refleja las imágenes que un día fueron guía
Fueron apoyo y de mis letras el sustento.
Me di cuenta de repente, que escribía para complacerles
Y parada en éste instante sobre un tablado oscurecido
Contemplo la primera línea de mi platea completamente mustia
Plena de palabras yertas, que el viento se llevó a escondidas
Sin adioses, ni explicaciones vanas.
Hoy me he dado cuenta que en verdad al parecer no las merezco
Solo fui una estrella fugaz en su firmamento
Alguien destinado a morir mientras se pierde
En la distancia que nos regala el tiempo.
De que vale la lucha, de que valen los versos
Cuando se ha perdido aquel ilusorio anhelo?
Ahora comprendo claramente,
Como se fueron apagando los proyectos
Y se desgrana el entusiasmo, deshilvanándose en lo etéreo
Solo soy un ser humano, por excelencia y ende muy imperfecto
Pero di mi mejor esfuerzo, mis esperanzas y mi afecto.
Hoy se apagan las luces que iluminaban mis textos
Se me vino abajo el mundo construido sobre la inocencia
Castillo de arena que impiadoso arrasa el oleaje del océano
Llevándoselo todo, mi fe, mis ganas y mi aliento
Os regalo los recuerdos, si es que perduran en su tiempo.
El mío se queda aquí, en éste auditorio vacío
Cobijado por el triunfo del odio y el silencio.
Volveré a mi sepulcro, de letras enterradas y sueños inconclusos
Me llevaré conmigo mis secretos, también todos mis afectos
Cerraré el arcón de los recuerdos,
Rogando Dios me arrebate la llave arrojándola al infierno.
Donde pertenecen los poetas olvidados
Y los amigos solitarios, abandonados.
Gracias, os digo hoy, mañana no sé.
Quizá ya habré olvidado
Para darle paz a éste corazón completamente herido y yerto.
MARCELA ISABEL CAYUELA
(Despedida a las letras)
Octubre 2015 – Argentina.
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