domingo, 8 de noviembre de 2015

ES HORA DEL ADIOS A CADA VERSO






Una lágrima cae suave y salina por mi pálida mejilla

Dentro de ella viajan las imágenes y recuerdos de una época gloriosa

Colmada de risas comentarios e ilusiones proyectadas con esfuerzo

Las tertulias, los fogones, los amigos y el ingenio de mil ideas compartidas

Hoy al volver a casa, solo he encontrado sombras.

Y más de una ausencia presentida.

El eco de mis pasos por el muro, me anuncian soledades in crescendo

Mil preguntas sin respuesta…mil palabras sin oídos

Desconcierto y pena. Desolada realidad de un abandono

Nunca sabrán el origen de mi pena.

Ni serán palabras que me estimulen en consejos.

Tal vez he vuelto demasiado tarde

Tal vez he luchado más de lo posible

Lo único que sé que ésta lágrima que rueda hasta mi pecho

Refleja las imágenes que un día fueron guía

Fueron apoyo y de mis letras el sustento.

Me di cuenta de repente, que escribía para complacerles

Y parada en éste instante sobre un tablado oscurecido

Contemplo la primera línea de mi platea completamente mustia

Plena de palabras yertas, que el viento se llevó a escondidas

Sin adioses, ni explicaciones vanas.

Hoy me he dado cuenta que en verdad al parecer no las merezco

Solo fui una estrella fugaz en su firmamento

Alguien destinado a morir mientras se pierde

En la distancia que nos regala el tiempo.

De que vale la lucha, de que valen los versos

Cuando se ha perdido aquel ilusorio anhelo?

Ahora comprendo claramente,

Como se fueron apagando los proyectos

Y se desgrana el entusiasmo, deshilvanándose en lo etéreo

Solo soy un ser humano, por excelencia y ende muy imperfecto

Pero di mi mejor esfuerzo, mis esperanzas y mi afecto.

Hoy se apagan las luces que iluminaban mis textos

Se me vino abajo el mundo construido sobre la inocencia

Castillo de arena que impiadoso arrasa el oleaje del océano

Llevándoselo todo, mi fe, mis ganas y mi aliento

Os regalo los recuerdos, si es que perduran en su tiempo.

El mío se queda aquí, en éste auditorio vacío

Cobijado por el triunfo del odio y el silencio.

Volveré a mi sepulcro, de letras enterradas y sueños inconclusos

Me llevaré conmigo mis secretos, también todos mis afectos

Cerraré el arcón de los recuerdos,

Rogando Dios me arrebate la llave arrojándola al infierno.

Donde pertenecen los poetas olvidados

Y los amigos solitarios, abandonados.

Gracias, os digo hoy, mañana no sé.

Quizá ya habré olvidado

Para darle paz a éste corazón completamente herido y yerto.

MARCELA ISABEL CAYUELA

(Despedida a las letras)

Octubre 2015 – Argentina.

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