--¿Dónde
te escondes? – Escucho breve a mi pensamiento
--Tras
del café y el humo de cigarrillo con sabor a mentiras viejas- Respondo en
silencio
--¡Ven
aquí! ¡Deja de ocultarte! – Insiste interpelando
Silencio…
No puedo.
Dejo caer un par de lágrimas mientras muerdo impiadosa la humedad de mis labios
vacíos de palabras.
No quiero
salir…me siento bien aquí, a la sombra de la confianza que un día disfracé de
lealtades compartidas.
Sin embargo
la intrépida verdad nace insurgente a mis designios de negaciones sempiternas.
Imperiosa, desobediente. Asumiendo la silueta majestuosa de un cóndor
gigantesco, que al desplegar sus alas origina penumbras en los rincones más
velados de mi alma.
Insobornable…
--¡Basta!-
Estalla el sonido de mi voz quebrada de impotencia.
--¡jajajajajajajajaajja!
– Se burla el pensamiento – ¡Allí estas pequeña gran cobarde!- ¡No puedes huir
de mí! Yo soy tú, tu esencia, el sonido de tu llanto y la voz en grito de tu
propio ser –
--Déjame
creer…- suplico
--¡No
puedes! ¡No debes!...Y lo sabes-
Si, lo
sé. Lo he sabido siempre. Más el anhelo de una paz estructurada en la defensa
no tuvo solidez suficiente como para enmudecer el aullido de esta realidad que
se empecina en iluminar las sombras que abrigan la quietud de ensueño que
cultivé durante tanto tiempo.
“Mentira…Estoy
viviendo una mentira” Es la voz de mi conciencia dictando el sentimiento
mientras toma posesión del espacio gris
en mi mente estremecida. Indefensa.
No todas
las verdades duelen ni saben a traiciones, pero negar tan solo una nos desnuda
ante la infamia de un enemigo cruel e inesperado, naciendo en sus propias botas
mezquinas de razón y sentimiento.
Caen las
barreras…Ya no lloro.
Termino
mi café y me levanto de entre el tedio desolado de una tarde llena de epifanías
nunca invitadas a compartir la mesa.
No hay
tristeza…Un guerrero no puede lamentarse. Debe seguir luchando.
Es así…es
solo eso, amigos que me escuchan…Es la vida.
Cierro el
libro de historias color de rosa y recogiendo los pedazos de aquel sueño, paso
los dedos por mi cabello en un suspiro…Y sigo mi camino.
Contigo…o
sin ti.
MARCELA
ISABEL CAYUELA
Abril
2016 – Argentina
(Derechos
Reservados)
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