lunes, 6 de marzo de 2017

MÁS ALLÁ DE LA HISTORIA

Capítulo 1


INSÓLITA TRASLACIÓN



 Lima, Perú, año 2017...


¿Dónde estoy?- fue lo primero en preguntarse cuando recobró el sentido.

El sitio era oscuro y húmedo, el aire se percibía denso, escaso de oxígeno y con un penetrante olor a… ¿cal?


--¡¿Cómo carajos llegué aquí?!—fue su segunda pregunta, solo que esta vez proferida en voz alta.


Tanteó alrededor notándose circundada por muros rugosos, en apariencia construidos con ladrillo antiguo y sentada sobre un suelo cubierto de tierra suelta, mezclada con una sustancia de textura diferente que no pudo distinguir.

Lo último que recordaba era su caminata a través del  Centro Histórico de Lima. Justo frente a la Basílica de San Francisco de Asís, que junto al Convento y Museo homónimo,  se imponían monumentales en las proximidades del Santuario Nuestra Señora de la Soledad y la Iglesia del Milagro.

Daniela tomaba fotografías de aquel rincón artísticamente maravilloso, acogedor y pleno de historia. Había llegado a Lima apenas dos días atrás, como turista y por su cuenta. Odiaba los tours. Apreciaba en demasía su criterio de vagabunda solitaria, siguiendo el propio instinto y en silencio; sin verse obligada a escuchar  el perenne y monocorde parlotear de esos fastidiosos guías de turismo.

Memoró el atardecer bañando con su luminiscencia la majestuosidad arquitectónica de aquellos edificios y el hecho de que ella consideró que no tendría una mejor ocasión de captar  tamaña belleza en imágenes. Evocando las últimas fotografías, le vino a la mente haber tomado la entrada al Convento; en cuyo interior, se situaban las renombradas catacumbas (llamadas de este modo  debido a su semejanza con las romanas) Se trataba de una serie de pasajes subterráneos, donde en la antigüedad, sepultaron a más de 25.000 habitantes de la capital. Como así también a las víctimas de la peste negra, viruela, lepra y rabia, enfermedades que los colonos trajeron a partir del siglo XV, en sus idas y venidas desde el viejo continente. Incrementando, a causa del contagio, la tasa de mortandad en todo el Virreinato del Perú.  

Por ese entonces, desfasada la capacidad de los cementerios, la población dejaba a sus muertos en las Iglesias, distribuidas casi en cada esquina de la ciudad. No obstante, llegó el momento en que incluso éstas, no dieron abasto para albergar tan próvida cantidad de cadáveres, resolviéndose  ampliar la red de túneles. Estos se extendían básicamente, desde un extremo de la Catedral de Lima, pasando al norte por la Basílica y Convento de San Francisco hasta expandirse por el sur de la ciudad, hacia el Convento de Santo Domingo.

Daniela era una apasionada estudiante de Historia, a punto de culminar su tesis de post grado, basada precisamente en la época pre y pos colombina de  Sudamérica. Había dejado Perú como destino final de su recorrido por el continente considerando que en ningún otro sitio como en este país, fragmentos de historia aun emergían sorprendentes e ignorados por sus habitantes a la vuelta de cada esquina; despertando el misticismo de lo inasequible en  quienes como ella, supiesen apreciarlo. Sin embargo y, aunque estaba dentro de sus planes, no esperaba ingresar al recinto subterráneo aquella tarde. Debido a lo avanzado del horario, decidió posponerlo para el siguiente día, aprovechando las últimas horas del ocaso en recopilar suficientes imágenes de la zona.

………….


--¡Mierda!—excalmó Daniela manoteando en busca de su mochila.


Pretendía encontrar en ella, una linterna de mano que siempre llevaba consigo. Comenzaba a sospechar que por inverosímil que pareciese…se hallaba en el interior de las famosas catacumbas.



Continuará….




© MARCELA ISABEL CAYUELA
(Derechos Reservados)

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