ENCIERRO
Años encerrada en aquella
densa oscuridad, ya había sido suficiente depresión esto de acostarse en su
tristeza y no levantarse más. Apenas recordaba cuando la trasladaron a ese
estrecho lecho, apagando la luz. Se revolvió incómoda, intentó incorporarse.
Chocó con un techo demasiado bajo. De pronto recordó. Era su tumba.
MARCELA ISABEL CAYUELA
(Relatos en cincuenta palabras)
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