viernes, 5 de febrero de 2016

ENCIERRO

Años encerrada en aquella densa oscuridad, ya había sido suficiente depresión esto de acostarse en su tristeza y no levantarse más. Apenas recordaba cuando la trasladaron a ese estrecho lecho, apagando la luz. Se revolvió incómoda, intentó incorporarse. Chocó con un techo demasiado bajo. De pronto recordó. Era su tumba.

MARCELA ISABEL CAYUELA

(Relatos en cincuenta palabras)

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