miércoles, 25 de octubre de 2017
viernes, 23 de junio de 2017
LAS MONEDAS
Dejó
caer las monedas al suelo. Desde temprano en la mañana el pensamiento
martirizaba su conciencia. Siempre a las corridas camino del trabajo, nunca se
concedió tiempo para condolerse ante la desgracia ajena. Pero ésta vez había
sido diferente: aquel niño en el andén…su mirada vacua y a la vez suplicante.
Aterido por el frío y un hambre añejo
que adelgazaba su cuerpecito hasta dibujarle el esqueleto bajo los harapos que
constituían único, su atuendo.
Al
salir de la oficina, prácticamente corrió a su encuentro. Bajó del subte y lo
buscó por todas partes. Las manos le sudaban dentro del abrigo mientras
aferraba todas las monedas que encontró durante el día. Era tarde, quizá
demasiado, pero guardaba la esperanza de encontrarle. Tenía la extraña sensación de que si no lo hacía, esa imagen le
perseguiría por el resto de su vida.
A
pocos metros de distancia, contra las grises y frías paredes del subterráneo,
divisó un cúmulo de cartones y amarillentas páginas de periódico. De inmediato
imaginó que el pequeño podría estar guareciéndose con ellas. Sus pasos
apresurados crearon ecos en la vacía soledad de aquel andén. Cuando estuvo a su
lado supo, de algún extraño modo, que era el niño que buscaba. Al no percibir
movimiento se inclinó con lentitud hasta quedar en cuclillas junto al mismo.
Con mano temblorosa apartó uno de los cartones que dedujo, cubrían su cabeza.
Sí…era él. Dormía. Con un sueño tan profundo que le hundía el pecho entre las
costillas. Permaneció extático, contemplándole. El sudor comenzó a rodar desde
su frente al comprender que la criatura, ya no respiraba.
Algo
en el sitio en que su corazón debía palpitar pareció estallar. ¡Tuvo que haberse detenido en la mañana! ¡Ayudarle
entonces!, cuando más lo necesitaba-pensó.
Como
hace tantos años, debió de hacer aquel hombre que pasó a su lado, en ese mismo
andén, ignorando su desgracia y abandonándole a su suerte. Suerte que tardó apenas
pocas horas en poner término al propio tormento. Pero que él, ahora, por vez
primera, conseguía recordar.
Reconoció
su propia faz sobre el gesto mustio del infante muerto. Entonces escuchó los
pasos de aquel otro, aquel que en el pasado le condenó al olvido de una vida
truncada por la mezquindad humana. Percibió que traía el rostro angustiado por
tardía culpa. Fue cuando dejó caer las monedas al suelo…y se fundió con su
propio cuerpo, empequeñecido entre los cartones de una realidad que por tanto
tiempo prefirió negar.
© MARCELA
ISABEL CAYUELA
LOS COLORES DE LA VIDA
Los sentidos se agolparon
transmutando el gris espacio del silencio en un negro escalofriante e
irrebatible. Esta vez no habría vuelta atrás. No era un sueño del que podría despertar.
Acababan de cerrar la tapa de
su ataúd.
© MARCELA ISABEL CAYUELA
martes, 13 de junio de 2017
NOCHES
DE ESPANTO
El
sudor cubría por completo su rostro. El pecho agitado. Las manos temblorosas.
Oscar y el miedo. Una vez más y, como si nunca hubiese terminado, el pánico
bordeaba sombras dibujando embrionario un grito que nacía en lo más profundo
del subconsciente.
Casi
podía oír trepidante el golpetear de su corazón acelerado. La luz que entraba
por el recuadro en la ventana, apenas si conseguía iluminar la silueta difusa
de su oponente. Al igual que siempre, allí de pie en las tinieblas de una
oscura noche de verano.
Sus
ojos se inundaron del salobre líquido deslizándose desde los párpados. ¿Por qué? ¡Dios mío! ¿Por qué?- se
preguntó Oscar mientras restregaba con el puño el sudor que lo cegaba.
Silencio…Cada
noche se hacía el mismo interrogante. Y nunca obtuvo una respuesta. Solo la
presencia indómita del pavor primigenio invadiéndolo todo; demoledor,
asfixiante.
Tragó
saliva y tensó los hombros. Casi como dispuesto a enfrentar una vez más aquel
tan bestial como presunto ataque. Pero no. Ya no había nada. Frente a él solo
el vacío denso de penumbras le escupía sobre el rostro su presencia. ¿Dónde habría ido? ¿Dónde se pudo haber
escondido? No tenía idea. Jamás lograba adivinar el sitio desde el cual ese
maldito conseguiría sorprenderle.
Giró
de un lado a otro buscando con desesperación, tratando de anticiparse al
misterioso adversario. Aun a sabiendas que, indefectiblemente, no podría
derrotarle.
Su
respiración entrecortada se hizo audible en el entorno mientras que,
paradójico, un fuerte zumbido principiaba a ensordecerle. Oscar sabía que era
el tenaz silencio fracturándose ante la profanación de su existencia. Cual si
le odiara. Cual si defenestrara el hecho de que él, todavía estuviese vivo. Más no será por mucho tiempo- concluyó
Oscar suspirando, en tanto distendía la rigidez que le embargaba. ¿Para qué luchar? Nunca había vencido. Y
no sería esta noche la diferencia.
Relajándose,
volteó hacia la ventana y dio unos pasos hasta ella.
—
Adelante—murmuró abatido.
Nuevamente
respondió insonoro el pertinaz silencio. Resignado y con extrema lentitud,
Oscar volteó a ver el lugar dónde le divisara poco antes. Entonces volvió a
distinguir la figura falciforme que cada madrugada traía consigo el martirio de
una condena insospechada y cruenta. Una, de la que no lograría salvarse
mientras un átomo de su esencia habitara el plano de los vivos – o cuando menos
el mundo en que Oscar subsistía inerme –
Ahora
que lo pensaba, no memoraba otro instante que no fuera éste: su eternizado
enfrentamiento con la inefable entidad que lo acosaba a diario. No había luz,
ni mañanas, ni otras personas en su mente. Únicamente el recuerdo de la luna en
la ventana, el sudor, la soledad y por sobre todo…el miedo.
Una
extraña sensación de aceptación comenzó a invadir su pensamiento, trayéndole
subrepticia la certeza de un conocimiento avizorado, zigzagueando a través de
su consciencia. Casi sin advertirlo se alejó de la ventana en dirección a la
presencia. Ésta se mantenía inmóvil, al parecer expectante. Sin embargo
continuaba sin poder identificarla. Una vez estuvo lo bastante cerca, extendió
sus manos hacia ella; en tanto aquella intimidante manifestación le devolvía el
gesto, simultánea.
Cuando
sus dedos estuvieron próximos a rozarse mutuamente, un destello titiló en la
mirada de quien se hallaba enfrente, destacando de este modo, la
inconmensurable tristeza de unos ojos anegados
por gruesas lágrimas.
Oscar,
avanzó un poco más para tocarle. Dura, firme y gélida sensación le devolvió el
tacto de aquel a quien más temía.
Llena
la luna, siguió su curso por el firmamento despejado, situándose justo donde
podía mejor iluminarles. Fue cuando Oscar lo supo. Liberando las cadenas que
oprimían sus recuerdos.
Allí
estaban los dos, como siempre, como cada noche desde la sepultura. Era él,
frente al espejo de su propio infierno. Condenado a reflejar el monstruo que en
vida había sido…por toda la eternidad.
©
MARCELA
ISABEL CAYUELA
jueves, 8 de junio de 2017
lunes, 5 de junio de 2017
REVELACIÓN MACABRA
Último día de promoción! Solo hasta hoy 06/06 podrás descargar "Revelación Macabra" completamente gratis en su versión Kindle; desde Amazon.com y demás territorios.
Un thriller de terror psicológico e histórico basado en los atroces experimentos con humanos realizados durante la Segunda Guerra Mundial y la injerencia que éstos tuvieron tanto por entonces, como en el presente.
"¿Quien dijo que todo había terminado?"
Novela donde los tiempos alternan irreverentes, trasladándonos por un espacio sin límites, siempre junto a sus personajes y que no te dará respiro hasta la última de sus páginas.
No te la pierdas!!!
(Click en la portada para obtener una lectura previa)
Un thriller de terror psicológico e histórico basado en los atroces experimentos con humanos realizados durante la Segunda Guerra Mundial y la injerencia que éstos tuvieron tanto por entonces, como en el presente.
"¿Quien dijo que todo había terminado?"
Novela donde los tiempos alternan irreverentes, trasladándonos por un espacio sin límites, siempre junto a sus personajes y que no te dará respiro hasta la última de sus páginas.
No te la pierdas!!!
(Click en la portada para obtener una lectura previa)
sábado, 3 de junio de 2017
viernes, 26 de mayo de 2017
"SANGRE" Disiponible en sus versiones Kindle y tapa blanda en Amazon.com y demás territorios
http://a.co/7x4hfJI
https://read.amazon.com/kp/embed?asin=B072FCSJ3J&preview=newtab&linkCode=kpe&ref_=cm_sw_r_kb_dp_UQokzbF6EV8JB
https://read.amazon.com/kp/embed?asin=B072FCSJ3J&preview=newtab&linkCode=kpe&ref_=cm_sw_r_kb_dp_UQokzbF6EV8JB
miércoles, 17 de mayo de 2017
martes, 16 de mayo de 2017
martes, 25 de abril de 2017
MÁS
ALLÁ DE LA HISTORIA
Capítulo
9
AL
BORDE DEL PASADO ABISMO
Virreinato del Perú, siglo XVI
--¡Yupanqui!
¡Yupanqui!—gritó Daniela mientras los monjes agustinos jalaban de su cuerpo intentando
alejarla de aquel que era su amado.
Se
habían conocido en las proximidades de Vilcabamba,[1]durante
una de las tantas expediciones de aquella fracción rebelde del Imperio Inca
sobre nuevos territorios. Una mirada bastó para que ambos supieran que constituían
dos mitades de un solo ser. Unidos más allá de la vida y de la muerte.
Titu
Cusi Yupanqui[2]el
jactancioso y rebelde príncipe inca, poco acostumbrado a las negativas y
ambicioso de poder y riqueza, subyugado frente a la increíble belleza de
aquella noble joven de ascendencia moche –tierra que desde antaño su raza
pretendía doblegar – simplemente se transformó en siervo de sus sentimientos
más profundos, enamorándose por completo y sin reservas.
Un
grupo de sus guerreros, semanas atrás, le tomaron prisionera durante una
subrepticia incursión realizada en la majestuosa ciudad de Chan Chan.
Escogiendo para llevar a cabo dicha hazaña la primera noche de luna llena, momento
en el cual, el pueblo chimú abandonaba sus moradas para congregarse en el
Templo “Si-An”[3],
lugar de veneración a una de sus principales deidades: la Diosa Shi[4].
Aquejada
por una leve dolencia, aquella noche, la joven se hallaba en el palacio principal,
únicamente acompañada por un chamán[5] y
unos pocos guardias, quienes, superados en número y asaltados sorpresivamente,
fueron brutalmente masacrados, permitiendo a los usurpadores raptarla sin mayor
resistencia.
El
propósito de los soldados incas era ofrendársela al belicoso príncipe Yupanqui;
ya sea para sacrificarla o, en su
defecto, conservarla como rehén, a fin de
coaccionar por medio de su cautiverio, al “Gran Chimú”[6]
Logrando así, que éste deponga
finalmente su resistencia a los tan frecuentes como infructuosos intentos de
dominación incaica.
Ambos
príncipes, jamás sospecharon las implicaciones de haberse conocido; ni bajo
esas circunstancias ni bajo cualquier otra; mucho menos, las consecuencias que
sobrevendrían a través de los siglos, algunas de ellas, como causa de la prohibitiva relación nacida entre ellos, dado
que pertenecían a culturas diferentes y en permanente contienda.
……
En las catacumbas
--“Ni”—dijo
Yupanqui con voz débil en tanto veía como los monjes arrastraban a la joven que
se debatía con fiereza—Ni…Tú y yo…volveremos a encontrarnos—luego se desplomó
inconsciente.
Vítreos
los ojos de Yupanqui, permanecieron abiertos con la vista fija en algún lugar
más allá de su tormento, más allá de la historia que les tocó vivir. Los gritos
y el llanto de Ni – Daniela para nosotros – aún podían escucharse en la
distancia.
Ahora
lo recordaba todo. Absolutamente todo. El pasado había cobrado tal entidad en
su existencia, allí en las catacumbas, que su vida como Daniela quedó por completo
relegada, envuelta por un denso velo de realidades insustanciales. Realidades de las que se desconectó en el mismo instante
en el que su esencia memoró la
intensidad de un sentimiento que albergaba oculto en lo más profundo de su ser
y al que se hallaba ligada desde el principio de los tiempos. Una y otra vez,
con diferentes nombres, distintos cuerpos, épocas diversas. No obstante
destinados por siempre al reencuentro. Constante, ineludible, eterno.
Recordó
el secuestro, recordó a su gente, recordó las múltiples batallas desatadas en
su nombre. Y por sobre todo, su pertinaz negativa a retornar con los suyos.
Chan Chan había dejado de ser su hogar. Su hogar lo constituían fuertes, los
brazos de Yupanqui, el 3° Inca en Vilcabamba; muy lejos de su tierra, de la
costa, de su mar…El verde mar del que recibiera el nombre: “Ni”.[7] Hija
de “Jiang”[8],
hermana de “Shi”, descendiente de “Aia Paec”[9]Ni
siquiera “Fur”[10]podría
ya interponerse entre ella y aquel a quien su corazón pertenecía.
Pero,
infame, el conquistador foráneo había vuelto a arrebatárselo y ahora solo le
restaba el camino de la muerte….único medio para alcanzarle en el otro plano[11]
Todavía
batallando por librarse de los monjes, consiguió escurrírseles en repetidas
oportunidades. No dejaba de correr, a ciegas, tropezando con los cuerpos
tendidos por doquier; cayendo sobre ellos, horrorizándose ante la visión de las
negras pústulas que cubrían sus rostros – signos de la peste negra que les condenaba letal-. Sin embargo se incorporaba
una y otra vez, impelida por una
dolorosa e irreversible determinación trepidando en su pensamiento
--Yupanqui.
Mi príncipe, mi rey, mi vida. Hacia ti voy.Volveremos a encontrarnos—repetía mientras
sorteaba los obstáculos en dirección a la ciénaga pútrida de la que días atrás,
había emergido, manifestándose repentinamente inmersa en una de sus pasadas
vidas. Desolada, desesperada, no tenía idea de lo que el cieno sepulcral le
depararía esta vez. Mas las opciones se habían extinguido junto al último
latido de aquel que amaba. Yupanqui había muerto asesinado y haría lo que fuera
por encontrarle nuevamente.
Nadie
logró detenerla, cuando llegó al borde de la fosa palpitante, inspiró, cerró
los ojos…y se lanzó dentro.
Continuará…
© MARCELA ISABEL CAYUELA
(Derechos Reservados
[1] Reducido
pero influyente estado incaico llamado muchas veces Imperio Neoinca de Vilcabamba
entre 1537 y 1572 - Territorio con poder efectivo que correspondía
aproximadamente al del actual departamento peruano del Cuzco, situado al este
de dicho departamento y que luego del asedio de Cuzco pasó a estar controlada
por los conquistadores españoles- Además,
en algunos casos, establecieron negociaciones con las primeras autoridades
españolas del Perú.
[2] O
Titu Cussi Yupangui, en quechua general (Cuzco, 1526 - Vilcabamba, 1570 ), fue
el 3° monarca inca en el Reino de Vilcabamba, entre 1563 y 1570. Hijo natural
de Manco Inca. Su medio hermano Sayri Túpac, el 2° inca de Vilcabamba, decidió en
su momento, aceptar las condiciones ofrecidas por los españoles y renunciar al
trono, por lo que Titu Cusi Yupanqui en desacuerdo, sobrepasó al legítimo heredero: Túpac Amaru I,
a quien apodó “uti” (bobo) autoproclamándose como nuevo gobernante de aquel
reino.
[3] Casa
de la Luna, donde se realizaban ritos la primera noche de luna nueva.
[4] Shi
o Si era una deidad considerada más poderosa que el sol puesto que alumbraba de
noche. También por su influencia sobre el crecimiento de las plantas y su
utilización como marcador del tiempo. Se le atribuía el alboroto del mar y las
tempestades. Era la visitante del otro mundo y castigadora de los ladrones.
[5]
Chamán: persona especial con amplios conocimientos sobre los efectos de las
plantas y minerales locales. Ejercía una
relación psicológica-hipnótica-carismática con el paciente, para la prevención
y tratamiento de enfermedades comunes y menos comunes de la época. Los chamanes
curanderos (generalmente sabios locales) hacían también sacrificios en lugares
sagrados
[6]
Emperador de la ciudad de Chan Chan capital de la cultura Chimú (descendientes
de la Moche o Mochica)
[7] “Ni”
Deidad de la cultura Chimú que representa el mar
[8]
“Jiang” Deidad que representa al Sol en la misma cultura chimú
[9] Aiapaec,
era la principal deidad de la cultura mochica, era uno de sus dioses
castigadores, el más temido y adorado, es llamado también el decapitador. Ai
Apaec era adorado como el dios creador, protector de los mochicas, proveedor de
agua, de los alimentos y los triunfos militares.
[10] “Fur”
Iguana, Dios de la Muerte
[11]
Los miembros de la cultura Chimú, sucesora de la Moche, creían por sobre todas
las cosas en la Vida, considerando que la muerte no constituía el final sino
una traslación hacia otro plano donde la subsistencia era diversa pero
continuaba.
(s.f.).
Historia
del Perú Antiguo Tomo III - Luis E. Valcárcel
Historia del Perú Antiguo, Tomo III, Edición 1985 -
Luis E. Valcárcel
(s.f.).
Biografías
y Vidas. «Titu Cusi Yupanqui». Consultado el 24 de enero de 2006.
Juan de Betanzos.
Instrucción al licenciado Lope Garcia de Castro.
Universidad Católica del Perú
lunes, 24 de abril de 2017
viernes, 21 de abril de 2017
MÁS ALLÁ DE LA
HISTORIA
Capítulo 8
MATICES
Lima,
2017
Recostadas
cada una sobre su propia litera de entre las cuatro distribuidas dentro de
aquella habitación, Daniela y Lizbeth departían amablemente cual si se conociesen
de toda la vida. Procuraban relajarse y así recuperar fuerzas tras
sus respectivos viajes – una desde Tumbes, la otra desde Nazca – además de la
tensión que les causara el incidente en la avenida frente al hotel donde ahora
se hallaban alojadas.
El tenor de la
conversación variaba desde identidad, procedencia, objetivo del viaje,
proyectos venideros etc. Aun cuando parecía una plática superficial, la misma
conllevaba implicaciones específicas y diversas para las jóvenes.
Daniela, quien
simpatizó de forma inusual y espontánea con la muchacha peruana, consideró
dicho encuentro como un suceso afortunado dado
que Lizbeth demostraba conocer a profundidad todo lo relacionado con la
historia y geografía de su país. Por otro lado le había dejado claro que no
contaba con propósitos de relevancia para su estadía en Lima, por lo cual
disponía de tiempo suficiente como para servir a Daniela como guía o
acompañante.
No obstante
para Lizbeth, el objetivo de confraternizar con su nueva amiga argentina y,
como ya sabemos, albergaba una estrecha relación con el mandato recibido por la
misteriosa presencia en su departamento la noche previa.
La hora de
almorzar se acercaba, sin embargo, Daniela sintió que, repentina y
extrañamente, su deseo de dormir superaba todo atisbo de apetito. Poco a poco, mientras el tono monocorde en la voz de Liz continuaba su prolongado soliloquio, sin
inmutarse por la falta de respuesta, fue abandonándose al influjo del mismo. Pronto
se sumergió dentro de en un profundo estado onírico, donde inesperadas
experiencias le aguardaban tan misteriosas como la oportuna aparición de
aquella nueva y agradable amiga.
Advirtiéndola
finalmente dormida, Lizbeth sonrió. Sus ojos centellaron enigmáticos. Incorporándose
lentamente – aún eran las únicas huéspedes de aquella habitación compartida – se dirigió hacia las ventanas, clausurándolas,
a fin de evitar que el ruido procedente del exterior perturbara la serenidad
que las rodeaba. Luego cerró las gruesas cortinas, oscureciendo por completo el
hábitat. En absoluto silencio, extrajo de su propio equipaje un antiguo y
rústico incensario junto a un par de
velas aromáticas, encendiendo el trío de artículos con la eficiencia y rapidez
de quien lo ha hecho más de un centenar de veces.
Descalzó sus
pies, unió las manos a la altura del pecho, inclinó la cabeza, plegó los
párpados y pronunció casi imperceptibles, unas palabras en la desaparecida
lengua quingnam. [1]
Segundos después, en profundo trance suspiró anunciando:
--La he
encontrado. ¡Oh mi Señor! ¡Es tan bella!
--Protegedla
princesa, con tu vida de ser preciso. No permitáis que ellos vuelvan a
arrebatárnosla—respondió la misma y potente voz que le hablara en Tumbes.
--No sucederá
esta vez, mi Señor Tacaynamo. Seis siglos han transcurrido. Seis siglos desde
su temprana muerte a manos del infame conquistador y por causa de los Incas.
--Fue su
frágil corazón quien le traicionó entonces princesa pero también su osada
rebeldía. Debes impedir que la historia se repita y perezca junto a la escoria
de los réprobos, infectos y esclavizados, entre los que cayera cautiva en el
pasado.
--No
volveremos a perderla Tacaynamo. Patriarca entre los Patriarcas, Padre y Señor
mío. Os debo éste, mi nuevo despertar a la vida y he de retribuir tu gesto regresándote a la primogénita, mi hermana
--Ella
representa el Sol y tú la Luna. No existís una sin la otra, así como no
prevalece la vida sin vosotras. La tierra habrá de recuperarse un día. Mas encarnizado
sacrificio requieren nuestros dioses para erradicar el mal que a nuestra raza
desaparecer hiciera. Hemos esperado por siglos estar completos…Y, ahora, con
ella palpitando nuevamente, nuestro destino próximo es.
--Dispuesta
estoy Padre mío. La conduciré a vos. Allá, donde la tierra se funde con el
horizonte. Entonces la promesa será cumplida y la sangre arrasará con el
colono, con el Inca y con toda su descendencia.
--Ese es el
pacto—dijo Tacaynamo, solemne
--Y nuestro el
reino, tornará—respondió Lizbeth
………….
Daniela
corre…la brisa marina deposita un salobre e invisible manto sobre la humedad de
sus labios. Puede oír el sonido de su propia risa y la tibieza de la arena bajo
sus pies desnudos. Alguien corre tras ella. La alcanza. Siente como unos
fuertes brazos masculinos la rodean por el torso. Él también está riendo.
Deposita un beso sobre su mejilla y ella extiende hacia atrás una de sus manos cogiendo la recia nuca que acaricia. Ambos se
detienen contemplando el suave oleaje de un océano en calma. Verde…muy verde.
Están enamorados. Absolutamente compenetrados el uno en el otro; sin siquiera
voltear a verse anhelan que el tiempo se detenga en ese instante. De pronto, la
marea forja cual gigantesca muralla una inmensa ola que se aproxima intimidante.
Sigue siendo verde…tan verde y está tan cerca. Un tsunami inesperado e
ineludible. Sin embargo Daniela no se mueve, no huye, no consigue hacerlo. Se
estremece y entrecierra los párpados, segura de lo inevitable. Cuando la ola
está justo frente a sus ojos…
--¡Dany!
¡Daniela!—se oye la voz de Liz, quien la sacude por los hombros
Daniela
despierta pero no deja de vislumbrar el devastador tsunami reflejado en aquellos
inmensos ojos color verde mar: Los ojos de Lizbeth. Y, de nuevo, aquella gélida sensación, aquel
alarmante escalofrío le recorre el cuerpo entero.
[1] El quingnam es
un idioma peruano prehispánico desaparecido.
Era hablado por los chimúes (que
comprendían originalmente los valles de Chao, Virú, Moche y Chicama) y otras
etnias yungas (Costa del departamento de Ancash y algunas etnias del
"Norte chico" de la costa del departamento de Lima) de una forma
masiva entre los valles de los ríos Jequetepeque y el río
Chicama (por el norte) hasta los valles de Paramonga y Chancay, y en
sus momentos de máxima expansión hasta Carabayllo y el Callao (por el sur).
© MARCELA ISABEL CAYUELA
(Derechos Reservados)
martes, 11 de abril de 2017
MÁS ALLÁ DE LA HISTORIA
Capítulo 7
EL ENCUENTRO
Capítulo 7
EL ENCUENTRO
Lima, 2017
--¡Carajos!—exclamó Daniela al bajarse a tropezones del taxi frente a la puerta del hotel donde se hospedaría.
Había hecho las reservaciones semanas atrás previendo cada detalle. Nunca dispuso de grandes recursos así que, echando mano a la totalidad de sus ahorros, administró cada centavo a fin de que este viaje resultara definitivamente provechoso. Lo consideraba concluyente para la elaboración de su tesis de grado.
Perú era sin duda el escenario clave y Lima uno de sus destinos cruciales. Llegó al país casi un mes atrás pues debía recorrer bastante de su territorio si pretendía recabar datos fehacientes sobre su historia. Ingresó por el sur, más exactamente a través de Tacna, luego de cruzar los Andes y atravesar parte del desierto de Atacama (Norte de Chile). A partir de allí inició su recorrido por la República Peruana con una fascinación creciente a medida que avanzaba hacia la capital.
Arequipa: “La Ciudad Blanca”, aquella que durante la época virreinal se le reconocía como “Fidelísima” debido a su obsecuente defensa de la colonia española y su reinado. El volcán Misti dominando el horizonte, su disposición cultural, su pasado resistente a la revolución republicana del 1800. Las diversas referencias sobre la etimología de su nombre, citando algunos al Inca “Mayta Cápac”(1) cuando respondiera “Ari qhipay”(2) a la petición de algunos súbditos de permanecer y poblar dicha comarca.
Cuzco: antigua capital del Imperio Incaico. Machu Picchu: (3)declarada por la UNESCO(4) como parte del “Santuario Histórico de Machu Picchu” y como una de las nuevas siete maravillas del mundo contemporáneo en el 2007. Aquel increíble recorrido por esa fracción del “Camino del Inca” o “Red caminera del Tahuantinsuyo”(5)
...............
[1]
Mayta Cápac (En quechua:Mayta Qhapaq que
significa: ¿Y dónde está el poderoso?) fue el cuarto gobernante
del Curacazgo del Cuzco, cuando Lloque
Yupanqui murió, Mayta Cápac era aún muy pequeño para asumir el poder,
por lo que su tío asumió el mando hasta que este fuese maduro.
[2]
Quechua: Si quedaos (traducción)
[3]
Machu Picchu (del quechua
sureño machu pikchu,
«Montaña Vieja») es el nombre contemporáneo que se da a una llaqta —antiguo
poblado andino— incaica construida antes del siglo XV en
el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna
Picchu en la vertiente oriental de la cordillera Central, al sur del Perú y a
2490 msnm,
altitud de su plaza principal. Su nombre original habría sido Llaqtapata.
[4]
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura
[5]
En quechua, Qhapaq Ñan. Fue un sistema de
caminos de enormes distancias en la civilización incaica que vinculaba las
ciudades importantes de la costa y de la sierra.
..................
Todo, absolutamente todo, conmovía cada fibra en el interior híper sensibilizado de Daniela, que comenzaba a sentir esa tierra como parte de su esencia. Así, tan repleta de magia, historia y esoterismo.
Luego de hacer tremendo esfuerzo por dejar atrás la cumbre de Machu Picchu, retomó la trayectoria estipulada dirigiéndose a Ica,(6) donde le aguardaban “El desierto del Pacífico”(7) y el “Oasis de Huacachina”(8) con sus mundialmente famosas “dunas”. A Daniela le resultaba asombroso que los primeros habitantes de ésta región dataran de 9000 años atrás; tanto, como que se documentara la existencia del “El Hombre de Paracas”, descubierto en las Pampas de Santo Domingo, desde el año 6870 a.C .(9)
Por otro lado, ésta aldea se erigía como una de las tantas pre-cerámicas encontradas en la región, revelando importantes yacimientos arqueológicos donde numerosas tumbas evidenciaron cadáveres en posición flexionada y envueltos en juncos.
Muy cerca, se descubrió otro yacimiento: “Cabeza Larga”,(10) llamado de éste modo debido al patrón tubular cilíndrico que presentaban los cráneos de las momias localizadas en el lugar. El conjunto de estos restos arqueológicos fechados del año 7000 al 3000 a.C, constituyeron los antecedentes directos de soberbias culturas posteriores como la “Paracas” o la “Nazca"
Precisamente la ciudad de Nazca, fue para la joven toda una experiencia. Su ansiedad por conocer las famosas “Líneas de Nazca”(11) repercutió de modo tan intenso que le quitó el sueño durante los días previos a su arribo. Por el contrario a la creencia popular, éstas no solo eran visibles desde un vuelo aéreo, sino también, aunque de forma parcial, desde las colinas circundantes.
Justamente fue un arqueólogo peruano- Toribio Mejía Xasspe – quien las descubrió en 1927 mientras practicaba senderismo; aun cuando la primera referencia a ellas, la efectuara el conquistador Pedro Cieza de León en el siglo XV.
...............
[6] Ciudad del centro sur del Perú, capital
del Departamento de Ica, situada en el estrecho
valle que forma el río Ica, entre el Gran Tablazo de Ica y las laderas
occidentales de la Cordillera de los Andes.
[7]
Zona desértica en medio de la cual se sitúa un valle dedicado a la producción
agrícola
[8]
Ubicado a 5 km de la ciudad de Ica, está rodeado de grandes dunas de arena, adecuadas
para practicar el deporte denominado sandboard,
así como otros deportes de aventura.
[9]
Santo Domingo de Paracas es una pampa cercana a la península de Paracas, en la región
Ica, Perú.
Es sede de un yacimiento arqueológico estudiado
por Frédéric Engel en la década
de 1960, labor que determinó una constante ocupación humana desde muy
tempranas épocas, de por lo menos los 7.000 años a. C. Allí se hallaron los
restos óseos del más antiguo poblador de esa zona, del período arcaico temprano. El hombre
de Paracas se dedicaba a la pesca y la horticultura incipiente; se
vestía con fibras vegetales entrelazadas y vivía en chozas semicirculares de
caña y paja. Es considerado el primer horticultor de la costa andino-americana
y el primero que erigió una aldea en el Perú.
[11]
Las líneas de Nazca son antiguos geoglifos1 que
se encuentran en las Pampas de Jumana, en el desierto de Nazca, entre las
poblaciones de Nazca y Palpa (Perú). Fueron
trazadas por la cultura nazca y están compuestas por varios
cientos de figuras que abarcan desde diseños tan simples como líneas hasta
complejas figuras zoomorfas, fitomorfas y geométricas que aparecen trazadas
sobre la superficie terrestre
....................
Muchos, realmente muchos estudiosos consagraron décadas de su vida al análisis sobre el propósito de las mismas. Conceptuándolas desde una gran diversidad de apreciaciones, como “simples caminos”(12) , “centros de adoración”(13), “calendario gigantesco” ,(14) “signos calendáricos y astronómicos” o incluso “El calendario de mayor escala en el mundo”(15) . Esta última concepción incluye una de las primeras elucidaciones sobre las Líneas de Nazca, exponiendo como hipótesis, que investían la finalidad de “apuntar al sol y a los cuerpos celestes”(16) . Hubo quien llegó a plantear que las rectas configuraban telares siendo las restantes, en especial las de animales (también las hay de seres humanos, vegetales y figuras geométricas) símbolos protectores(17)
Hasta el presente, las especulaciones perduran sin alcanzar una conclusión unánime y certera. No obstante la magia en derredor subsiste latente y perceptible. Una gran cantidad de vuelos aéreos sufrieron serios inconvenientes, algunos de ellos fatales, sobrevolándolas.
..............
[12]
Julio César Tello, arqueólogo (1932)
[13]
John Rowe, historiador estadounidense (1942)
[14]
Max Uhle, matemático estadounidense discípulo de Rowe, que pasó 60 años de su
vida abocado a dicho estudio de estos geoglifos.
[15]
Paul
Kosok, antropólogo norteamericano que investigó las líneas de Nazca desde
la década de 1930 hasta fines de los 50, determinó mediante la técnica
del Carbono-14 su
antigüedad en 550 años d. C. y en 1941
[16]
Maria Reiche, antropóloga alemana compañera de Paul Kosok. Estudiosa que dedicó
su vida entera a la difusión y protección del significativo patrimonio
arqueológico legado por la cultura nazca
.....................
Invadida por el asombro y la magnificencia de tan valiosas como inolvidables experiencias, Daniela se permitió un gasto extra y, en vez de continuar hacia Lima por tierra, como venía haciendo desde el Paso de Jama en la frontera Argentino-Chilena, en esta oportunidad decidió tomar un avión hasta dicha metrópolis.
Juzgaba el tiempo sustancialmente importante y a pesar de que la capital se establecía como un sitio de gran interés y obligatorio paso para ella, aun debía recorrer la zona norte del país, comenzando por Trujillo y, desde allí, poco a poco hasta la frontera ecuatoriana. Tierras donde antiguamente se estableciera una de las civilizaciones por la que sentía, destacable, mayor intriga: La cultura Moche.
--¡Señito, apure pé! ¡Su maleta!—oyó la voz del chofer instándola terminar de recoger su equipaje, apresurado por los fuertes bocinazos procedentes del tráfico desquiciante y desordenado en la avenida.
Daniela había dormido todo el vuelo, agotada y soñándose inmersa en el pasado de aquellas tierras. Percibiendo una clara sensación de pertenencia, cual un hijo pródigo que se halla próximo de retornar a su hogar, tras un largo tiempo de ausencia.
Las bocinas aunadas a las palabrotas emitidas por los conductores de los vehículos embotellados tras el taxi del que descendía, terminaron por sacudirle la modorra. Mientras extraía de su bolso los “nuevos soles”(18) protestando por el sobreprecio usualmente aplicado a los incautos extranjeros detectables, tuvo la mala suerte de torcerse un tobillo y su cara fue a dar contra el marco de la portezuela del coche.
--¡Ay, mierda!—exclamó dolorida.
El fuerte golpe la dejó algo atontada, sin embargo, el inescrupuloso conductor aceleró, impaciente por marcharse. Inclusive creyó oírle quejándose por el incidente en vez de asistirla. Entonces sintió que alguien la sujetaba desde atrás y por los brazos, tratando de impedir que cayese en la calzada. Daniela, instintivamente, había colocado una de sus manos sobre su rostro golpeado y con la otra sostenía con firmeza el bolso de mano – Lima no era un lugar demasiado seguro – El resto de su equipaje yacía mitad en la calle mitad en la cuneta. Inquieta por la propia vulnerabilidad del momento, parpadeó esforzándose por recuperar la visibilidad y, dejándose conducir por quien le socorría, subió de espaldas la vereda. Lo primero que atinó hacer fue recoger sus cosas, protegiéndolas de algún “chivolo”(19) de esos “rápidos y furiosos” acostumbrados al “arrebato”. Mientras se afanaba en esto, advirtió otro par de manos femeninas colaborándole; pero fue hasta después de haber puesto a resguardo sus cosas que se tomó tiempo de identificar el alma caritativa ahí a su lado.
--¿Estás bien?—escucho le preguntaba una joven de voz dulce y agradable
Daniela volcó el rostro y vio por ¿vez primera? Aquellos inmensos, increíbles ojos verdes iluminando casi la totalidad de un rostro armonioso y bello.
--Oh amiga, gracias—expresó Daniela—Te debo una… ¡y una buena!—agregó contemplando el infernal despliegue del tránsito capitalino a esas horas de la mañana.
Luego devolvió su atención hacia el rostro amigable de la joven que la auxiliara. Ella sonreía. Daniela pensó que su mirada era solo comparable con la infinita serenidad superficial de un océano insondable y misterioso.
--Me llamo Daniela ¿y tú?
--Lizbeth, Lizbeth Balladares Albuquerque
............
[18]
Moneda peruana vigente en la actualidad
[19]
Voz peruana. Niño, jovenzuelo (Interpretación)
Continuará…
© MARCELA ISABEL CAYUELA
(Derechos Reservados)
Imagen: Diseño y Edición: Marcela Isabel Cayuela
(s.f.).
• Mayta Cápac. (2015, 15 de julio). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 14:36, marzo 31, 2017 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Mayta_C%C3%A1pac&oldid=83810838.
(s.f.).
• Del Busto Duthurburu, José Antonio: Perú preincaico, p. 43. Colección de obras escogidas de José Antonio del Busto. Lima, Empresa Editora El Comercio S.A., 2011. ISBN 978-612-306-033-6
• Silva Sifuentes, Jorge E. T.: «Origen de las civilizaciones andinas». Incluida en la Historia del Perú, pp. 68-69. Lima, Lexus Editores, 2000. ISBN 9972-625-35-4
• Villanueva Sotomayor, Julio R.: El Perú en los tiempos antiguos. Historia Preínca e Inca, p. 31. Publicado por el diario “Ojo”, edición fascicular, 2001. Edición e impresión: Quebecor World Perú S.A. Depósito Legal: 150103 2001 - 2408
(s.f.).
Líneas de Nazca. (2017, 23 de marzo). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 14:42, marzo 31, 2017 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=L%C3%ADneas_de_Nazca&oldid=97787403.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)