domingo, 22 de enero de 2017

LA BÚSQUEDA


He buscado mi hogar ideal toda la vida. Transité todos y cada uno de los caminos que podrían conducirme hacia su encuentro. Los años transcurrieron  ignorando el humano afán por detener el tiempo y mi espalda se curvó bajo el peso de hondas decepciones y un extenso compilado de experiencias. Pero sigo sin hallar mi hogar. Ahora permanezco inmóvil, mustia y abatida…sintiéndome cansada. Incluso la esperanza cavó una fosa en el sótano del alma para huir de mi tristeza y alcanzar la dicha de volver a ver de una ilusión el resplandor. 

¿Habré de perecer sin descubrir mi hogar? ¿Dónde está que no logré encontrarlo?

Aquel fue mi último pensamiento aquella noche. El manto de la sombra que el aliento hurta, cubrió piadoso el quebranto de una espera que no cesa, llevándome consigo. Cuando abrí los ojos no había cielo, tampoco infierno. Frente a mí se alzaba misteriosa y fascinante, la última morada… el hogar que yo anhelaba.




© MARCELA ISABEL CAYUELA


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